¡La Pandemia de la Morbosidad!
Darinel Zacarías
Tenemos lolitas, tenemos donjuanes; Lennon y McCartney, Gardel y LePera; Tenemos horóscopos, Biblias, Coranes, Ramblas en la luna, vírgenes de cera (…) Tenemos poetas, colgados, canallas, Quijotes y Sanchos, Babel y Sodoma.
Joaquín Sabina
La pandemia del Covid-19 está siendo agresiva, pero más camorrista es la desinformación que viaja a grandes velocidades y que están creando un contexto de desasosiego.
Muchos ciudadanos actúan como grandes expertos epidemiólogos. Otros más promueven Fake News a través de las diversas aplicaciones de telefonía móvil.
Otros más desde los diferentes lavaderos digitales se promocionan como panegiristas de la verdad.
Cicerones de cliché o especuleros de la nueva horda de simuladores.
En la historia de la humanidad múltiples sucesos dan cuenta de cómo el pánico y la histeria colectiva causan más daño que las propias enfermedades, las guerras y otros hechos que afectan a un elevado número de personas y amenazan con tener repercusiones globales.
Hoy, contamos con infinitos medios para hacer circular la información, esta tendencia se hace claramente más marcada y potencialmente peligrosa.
Las cifras varían y se mueven constantemente. La graficas que muestran las autoridades de salud es inconsistente. Cambiantes de manera constante.
No se trata de solapar o de confabular con las autoridades en la materia, pero es imposible tener datos exactos y concretos, pues el mismo Hugo Gatell ha argumentado de manera repetitiva que los Estados y sus Municipios, tardan para actualizar sus cifras.
La irresistible desprendimiento de información sobre el Coronavirus que ha circulado en los últimos días por los diversos medios y por las redes sociales, es uno de los ejemplos más patentes de nuestra enorme morbosidad.
Nuestra gran tendencia a distorsionar la realidad por causa del miedo, el aparente afán de ayudar o el simple morbo y la promoción al sensacionalismo.
Un ejemplo claro de nuestra poca prudencia humana es el supuesto caso positivo de Covid-19 que mantiene en intranquilidad a Unión Juárez.
Varios oficiosos y ociosos de este gélido municipio están suscitando una serie de figuraciones entorno a este presunto primer contagio.
Con especulaciones amarillistas y morbosas, dando vida a rumores que lo único que consiguen es sembrar pánico e inclusive hasta crear ideas discriminatorias.
Se atreven a asegurar un posible brote. Tildan a empleados, médicos y vecinos cercanos de contagios de Covid-19 y mucha de nuestra gente se atemoriza.
Y es que en este municipio ubicado bajo las faldas del Tacaná, su Gobierno ha resultado inoperante, gris e ineficaz.
Para subirse al tren, dos o tres días fue que el edil Doni Alan Verdugo instruyó medidas para evitar la propagación del virus.
La ciudadanía, restauranteros, hoteleros y demás quienes en un 80 por ciento atendieron el llamado de cerrar sus negocios y optar por quedarse en casa.
En Unión Juárez no hay filtros de sanitización. Tampoco hay limpieza en lugares públicos, menos un programa de activación en caso de existir casos de Covid-19.
En el rubro de salud pública este municipio es letra muerta. Veo un Alcalde apático, insensible, cerrero, incompetente.
Sin duda esta pandemia lo acabó. Dejó muy claro que su gobierno pasará a la historia como el más lánguido e inservible.
El llamado es la prudencia ciudadana. Será la autoridad competente la que confirme el caso de manera oficial.
Hoy, la tarea de los ciudadanos es seguir los protocolos de prevención. Quedarnos en casa, guardar la sana distancia, pero también la sana prudencia.
Dejemos de alimentar el morbo y el papel de especuleros, en nada ayudan.
En nada abonan a la paz y tranquilidad de nuestra gente.
Repito…¡actuemos como ciudadanos prudentes, no como simuladores o supuestos epidemiólogos!
¿Quién dijo que tengo sed?
