lunes, mayo 6, 2024
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Armas de Ficción, Reglas de Verdad

 

Rifles, escopetas y hasta ametralladoras. Armas que pueden ser tanto un objeto de protección, como un artefacto mortal también han sido ocupadas en series y películas para recrear la realidad.
Cintas extranjeras como «Scarface» y «Pulp fiction» son icónicas por sus escenas con armas, igual que imágenes nacionales como la del «Cochiloco» (Joaquín Cosío) apuntando su pistola en «El infierno». Pero para realizar estas tomas hay condiciones de seguridad que se deben cumplir.
En México el proceso detrás de cada escena con armas es riguroso; depende inicialmente de la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena), que tiene en su registro 652 armas de utilería para fines artísticos y culturales.
La Dirección General del Registro Federal de Armas de Fuego verifica que un arma sea adaptada en su cartucho para sólo disparar balas de salva y da el permiso a una empresa de renta para que pueda prestarlas a las productoras de cine.
Este proceso, según el teniente coronel Israel Martínez, encargado de las licencias particulares de armas de fuego, es una forma que tiene el Estado de proteger a los ciudadanos.
«Es una responsabilidad muy grande tener un arma de fuego; el estado de ánimo de las personas puede cambiar en cualquier momento y en manos de alguien emocionalmente inestable puede causar serios problemas. Es recomendable pensar bien al adquirir un arma», señala Martínez.
Las empresas deben presentar documentos como la cartilla del Servicio Militar Nacional y el certificado de antecedentes no penales.
«En los talleres especializados obturan el cañón, ya sea adaptando un accesorio o también por medio de soldadura, únicamente queda un pequeño orificio perpendicular a lo largo del cañón que sólo permite la salida de los gases de los cartuchos de salva y no que se empleen de fuego».
Cuando una productora renta el servicio de armas a una empresa, quienes resguardan y preparan las pistolas son los armeros, especialistas que pertenecen a estas empresas y de las que en México hay aproximadamente cuatro dedicadas legalmente a esta actividad. Una de ellas es Armas y municiones Almontes.
«A partir de un metro no permitimos que disparen de frente, si van a hacerlo al pecho hay que ‘setearlo’ (inclinar la horma del actor) para que la detonación no sea directa; quien está a cargo de cámara busca el ángulo para que parezca que fue directo», detalla Brenda Almontes.
Las Armas de la Pantalla.
Dentro de una producción el asistente de dirección supervisa y apoya al armero. Fernando Rovzar, quien está al frente de la productora Lemon Films, donde se han grabado películas como «Salvando al soldado Pérez» y «Matando cabos», considera primordial la presencia de ambos durante escenas peligrosas.
Un método que ahora utilizan para evitar el riesgo de accidentes es recurrir a dummies (armas falsas). Rovzar cuenta que las consiguen en las jugueterías: «A veces ni siquiera son negras y las pintamos».
Después de utilizarlas durante la filmación, en posproducción agregan el efecto de sonido y detonador; en la serie Sr. Ávila, entre la segunda y tercera temporada, dejaron de usar salvas.
«Compramos pistolas de gas que solamente expulsan aire y tienen una pequeña patadita para el realismo en la mano del actor, pero no tienen ningún tipo de fuego y luego en efectos visuales le ponemos el fogonazo del tamaño de la característica que yo quiera; eso nos permite detonar un arma a centímetros del actor».
Para la serie Bunker el director Joe Rendón recurrió a este método, mezclando salvas y dummies. En televisión también sucede, como en la telenovela «Por amar sin ley», producida por José Alberto Castro, donde se grabó una persecución en el Paseo de la Reforma, de la Ciudad de México, para la que se usaron armas reales. Sun

 

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