La Zona Franca del Sur
Ernesto L. Quinteros
Después de los “acuerdos” entre México y EU, solo hay un camino a seguir. Generar empleos y desarrollo económico en nuestro país para evitar tanto desplazamiento poblacional, no hay más.
No se sabe si el presidente Andrés Manuel López Obrador tenga la información necesaria que le permita tomar una decisión histórica para detonar el desarrollo económico en esta zona fronteriza. Posiblemente sí, pero nadie de sus cercanos le hará bien los planteamientos.
La realidad es que tenemos todo para crecer como región fronteriza, pero en ocasiones solo se necesita voluntad para lograrlo, antes de que alguien externo nos venga a exigir lo que podemos hacer por voluntad propia, sin escatimar y regatear los recursos económicos necesarios. Como lo vimos en días pasados, con el tema de la seguridad, que bajo presión externa hoy se manda a miles de elementos de la Guardia Nacional para contener la migración de Centroamérica.
Y como bien refieren especialistas internacionales en el tema, la medida de militarizar la frontera no va a solucionar el problema, solo será un paliativo, pero el éxodo migratorio continuará, de una u otra manera.
Partiendo de esa lógica, los empresarios de México y EU aseguran que la única manera de contener la migración es generando empleos formales y seguros, “en zonas estratégicas”. Lo que redunda en dar mejores condiciones de vida a miles de familias.
El comentario viene a colación porque aquí en Tapachula y la región, sigue viva la esperanza de que la Federación voltee a esta zona para crear “una zona franca”, similar a la franja norte del país. Aunado a que se brinden a las empresas los diferentes beneficios fiscales que también se han aplicado en el norte de la República.
Ello detonaría el desarrollo económico de la región, con el establecimiento de decenas de empresas que han manifestado su intención de invertir en dicho proyecto.
Si ya el Gobierno de México y EU decidieron hacer un cuello de botella en la frontera sur de nuestro país, con las medidas ya anunciadas, pues que le inviertan recursos a este proyecto estratégico, ya que al final del día todo lo que aquí sucede termina repercutiendo al norte del país.
Y como los números no mienten, solo para que se dé una idea estimado lector, a siete años que lleva formalmente funcionando Puerto Chiapas, se ha transformado en un detonador de desarrollo económico para la frontera sur de México, un generador de empleos directos e indirectos y el gran reactivador del movimiento comercial en la región, ofertando nuevas oportunidades de negocios. Así calladito, de este puerto han salido miles de toneladas de productos agrícolas que se producen en esta región. Pero este puerto se puede explotar aún más económicamente y comercialmente hablando.
Obviamente Puerto Chiapas representa uno de los ejes fundamentales de esta “zona franca” de la que le comento. Al igual que la Administración Portuaria Integral (API).
En pocas palabras tenemos todo, solo falta voluntad del Gobierno Federal porque el sector empresarial está más que puesto.
Hay que recordar que el objetivo del surgimiento de las Zonas Francas es crear sinergias importantes para atraer la inversión extranjera directa, la creación de miles de empleos, así como promover la competitividad de las regiones, además de la simplificación de procedimientos administrativos y aduaneros (menos burocracia), de tal forma que a través de esta figura se incrementen tanto las exportaciones como la generación de conocimiento tecnológico y capacidad innovadora, etcétera.
Solo espero que Trump no se nos vaya adelantar, y presione a ya saben quién para que este “proyecto estratégico” se haga una realidad. Porque vendría solucionar, en gran parte, el tema migratorio en esta región de la frontera entre México y Guatemala.
Por hoy ahí la dejamos, nos leemos mañana. ¡Ánimo!
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