martes, abril 16, 2024
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Planean Instalación de Procesadora de Marañón en la ZEE de Puerto Chiapas

 

Tapachula, Chiapas; 22 de Julio.- Unos mil 200 productores de marañón (Anacardium occidental) en los municipios de Suchiate, Mazatán y Tapachula, están dando empleo fijo a miles de personas de comunidades en extrema pobreza, sobre todo mujeres, ancianos y jóvenes.
Para casi todos los mercados nacionales y entidades en territorio nacional, la fruta es completamente desconocida e, incluso, en las dependencias de Gobierno no existe un censo de superficie cultivada ni de productores, es decir, para ellos tampoco existen.
Ese desinterés no es propio de los tiempos actuales. El descubrimiento del marañón se narra en escritos del año mil 500 y, aún cuando se cree que es un fruto criollo de la región Soconusco, en Chiapas, fue el Gobierno de Brasil y el de la India los que se acreditaron su origen.
En el caso de Tapachula, desde siempre fue un fruto de traspatio. Hace unos 30 años, un grupo de personas decidió empezar a experimentar con el árbol y hacer injertos, para ir perfeccionándolo lentamente.
Abel Ruiz Méndez, pionero en el cultivo de esa fruta en Chiapas y director general de la empresa Nuez Arancita, narró para EL ORBE que hace una década, lograron un árbol resistente a las más extremosas condiciones climatológicas, un fruto jugoso y altamente nutritivo, así como una de las mejores nueces del mundo.
La semilla del marañón del Soconusco es una de las más grandes que se tiene registrada. A partir de entonces, hicieron viveros clonados y se distribuyeron entre los campesinos que buscaban desesperadamente una manera de sobrevivir, sobre todo en las zonas bajas y en las regiones secas y arenosas del litoral chiapaneco.
En ese proyecto comenzaron unos 20 productores con unas cuantas hectáreas. Tocaron puertas en diversas dependencias, pero no fueron escuchados. Solicitaron créditos a la banca, y tampoco obtuvieron respuestas positivas.
Entonces los hombres del campo tuvieron que emigrar a las ciudades para buscar los sustentos de sus familias, mientras que las mujeres, las personas de la tercera edad, niños y jóvenes, adoptaron al marañón para aportar también en la economía familiar, y en su propia sobrevivencia.
Hoy, en esos tres municipios de la frontera sur de México ya hay alrededor de 2 mil hectáreas produciendo y un tanto similar en proceso.
Mucha gente del campo está abandonando cultivos tradicionales como el maíz, y está sembrando las plantas injertadas de marañón.
Los minerales y otros componentes exclusivos de la tierra en el Soconusco, han sido otros factores fundamentales para dar como resultado una fruta excepcional y única en el mundo, tal y como ocurre con otros cultivos de la región.
Se calcula que cada hectárea sembrada con marañón en Chiapas (con entre 60 y 80 árboles cada una), están produciendo 2.5 toneladas de semilla, que a su vez generarán, al final del proceso, unos 500 kilogramos de nueces.
El Asombro de las Investigaciones.
De acuerdo a Ruiz Méndez, después de las afectaciones que dejó a su paso el huracán “Stan” por Chiapas, en el 2005, llegó a Tapachula un grupo de investigadores de la Comunidad Europea, para documentar los daños en el mangle de Puerto Madero, uno de los de mayor prestigio a nivel mundial.
Sin embargo, los científicos se percataron que había sembradíos de un árbol (el marañón), que permanecían intactos, en la arena, sin agua, y estaban floreciendo y con frutos.
Esa situación les llamó poderosamente la atención y decidieron hacer sus investigaciones, las cuales dieron como resultado que esos pequeños árboles, de entre 5 y 7 metros de alto, son uno de los principales generadores de oxígeno de manera natural, y un gran protector del medio ambiente.
Además, dijo, se le encontraron a la fruta altas concentraciones de vitamina “C”, cinco veces más que cualquier cítrico, así como muchas otras propiedades medicinales que hoy sirven de base en el sector farmacéutico.
El desinterés gubernamental ha sido solamente en México, luego de que representantes de otras naciones han llegado a Tapachula para estudiar muy de cerca al marañón.
Se calcula que un 30 por ciento de la producción de semilla -sin proceso- se la están llevando a Guatemala para darle valor agregado y comercializarla como propia hacia Europa.
El Largo Proceso del Empleo de los Pobres.
El ciclo productivo comienza con el acopio de los frutos. Ahí participan cientos de mujeres de todas las edades, quienes se sientan alrededor de los árboles para que en ese mismo lugar separen las semillas de la pulpa. La primera es guardada en pequeños costales y las llevan a sus viviendas, mientras que el resto queda tirado como deshecho orgánico.
Por lo menos en Chiapas, ese bagazo es recolectado después para mezclarlo en la comida que se da al ganado en general y a los cerdos. Y es que han comprobado empíricamente que los animales que lo consumen, son sanos, libres de parásitos y su carne tiene mucho menos grasa.
Mientras, la semilla en casa es secada durante tres días bajo los rayos del sol, para después entregarla a cualquier de las cinco procesadoras que hay en la región.
En ese lugar, el aceite y residuos del marañón son utilizados en hornos ecológicos que se mantienen en hasta 270 grados centígrados.
La semilla seca es levemente humedecida para introducirla en los hornos durante apenas un minuto, para ocasionar un choque térmico que separa -en el interior- a la semilla con la nuez.
Luego pasa a reposar durante unas cuatro horas, se enfría y permite que el aceite se escurra; después es encostalada y apilonada en bodegas, donde esperará su turno de proceso, durante el resto del año.
En ese periodo toma nuevamente un sentido social. Gran parte de la semilla regresa a las viviendas, a manos nuevamente de las mujeres, ancianos y niños, quienes con unas herramientas hechizas quiebran la semilla, extraen la nuez y la devuelven a la procesadora, donde también se hace algo similar, pero con aparatos hidráulicos o mecánicos en serie.
La semilla se transforma en un combustible ecológico que se guarda para ser dosificado, mientras que la nuez entra a unas cámaras deshidratadoras, a 80 grados centígrados, durante 12 horas.
Ahí se despega la cutícula y la nuez toma su consistencia. Sigue un periodo de cocción en hornos, tanto eléctricos como tradicionales.
Al concluir, las manos de las mujeres entran otra vez en acción y la separan, nuez por nuez, tomando en cuenta la forma, tamaño y color, ya que todo eso influye para los precios de comercialización.
Se envasa en cajas de 20 kilogramos y se envía a la Ciudad de México, en donde una empresa tiene comprada toda la cosecha de Chiapas, para concluir la presentación.
Todos los Ojos en la Cosecha de Chiapas.
Una gran parte de las nueces solamente son colocadas en bolsitas y se venden en tiendas de conveniencia como botanas al natural; a otras se les agrega sal, miel o picante, para diversificar su presentación.
Otro cargamento es canalizado a las industrias de la repostería y la farmacéutica y, si queda algo, se va a la gran demanda que existe en el extranjero.
En esos acuerdos entre productores y la comercializadora, hay la división en dos partes iguales en las utilidades, con sus respectivos riesgos.
En los últimos dos años, empresarios de Dubái están ofreciendo a los chiapanecos comprarles toda la cosecha a mejores precios e incluso con la promesa de refaccionarlos y otorgarles créditos blandos para ampliar rápidamente la producción, aunque los años que llevan con la comercializadora mexicana, han sido un gran obstáculo para pensar en deshacer esos acuerdos.
En lugar de ello, la propuesta es que una parte de la producción chiapaneca, sea exportada hacia Dubái, en el 2018, ya sea en forma procesada o en materia prima.
Y es que las alrededor de dos mil toneladas de nuez del Soconusco que se están produciendo en cada ciclo, aún son muy insuficientes para atender el requerimiento nacional y extranjero.
Esto porque, según los productores, la nuez de marañón que se cultiva y procesa en la frontera sur de Chiapas tiene un sabor exquisito y mejor consistencia, que la competencia de otras naciones.
La suma de los esfuerzos entre productores, campesinos, mujeres, ancianos y niños, es la de seguir reforestando con cien nuevas hectáreas de esa fruta cada año, e incluir a más familias pobres en esas tareas.
La comercializadora mexicana es una de las empresas que ha iniciado formalmente el proceso para instalarse el próximo año en la Zona Económica Especial (ZEE) de Puerto Chiapas, a donde mudaría su fábrica y punto logístico de exportación, aunque para ello está solicitando se firme un convenio con los productores, de al menos 25 años.
A ese interés, se ha sumado una empresa de Estados Unidos, que busca comprar toda la fruta que se tira o desperdicia, y producir con ello unos 80 millones de litros de alcohol para diversos usos, luego de las restricciones legales que hay ahora para usar con esos fines a la caña o al maíz.
Así, en silencio, sin hacer marchas, tomas de edificios públicos o bloqueos para exigir algún apoyo al Gobierno, la gente pobre del campo del Soconusco está aportando su gran esfuerzo para ser un sostén importante de la economía de México. EL ORBE/Ildefonso Ochoa Argüello

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