Mathieu Tourliere
Todos han sido vitoreados por la militancia rumbo a las elecciones presidenciales de 2024, pero no todos han recibido el cálido apapacho del presidente López Obrador y entre esos favorecidos, sólo uno fue destapado por el propio mandatario. Es así como esas diferencias entre la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum; el canciller, Marcelo Ebrard; el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, y el senador Ricardo Monreal juegan contra la frágil cordialidad que reina entre los aspirantes a la candidatura de Morena para suceder a López Obrador.
A un año y medio de que Morena defina su candidato para las elecciones presidenciales de 2024, sus principales aspirantes: la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum; el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard; el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, y el senador Ricardo Monreal están acelerando su carrera por la nominación del partido que, según todas las encuestas actuales, permanecerá en Palacio Nacional después del mandato de Andrés Manuel López Obrador.
Detrás de la aparente cordialidad en la contienda interna -alentada por el propio Presidente- se agudiza una batalla por reivindicarse como sucesor natural del proyecto de la 4T. Pero los golpes en columnas políticas de los principales diarios nacionales, encuestas y las campañas en redes sociales amagan con detonar en cualquier momento una pugna que cause la división definitiva en Morena.
La disputa principal se centra sobre los favoritos para Palacio Nacional: Sheinbaum y Ebrard; los grupos de apoyo de ambos están enfrentados desde el comienzo del sexenio, y el choque entre estas facciones se agravó cuando colapsó el tramo de la Línea 12 del Metro, la noche del 3 de Mayo de 2021.
La tragedia que costó la vida a 26 personas es imputable principalmente a la administración capitalina de Ebrard, por las irregularidades en su construcción, pero salpica al Gobierno de Sheinbaum, por la falta de mantenimiento, de acuerdo con los peritajes existentes.
Apenas el miércoles 18, cuando Ebrard daba una entrevista en la vía pública, una persona le gritó que era un “¡neoliberal!”. El Canciller le respondió molesto: “Ya desahogaste tu sueldo”. Y cuando la persona le devolvió un “¡estamos con Claudia Sheinbaum, ella sí es antineoliberal!”, Ebrard le cortó: “No, pues sí se nota”.
El incidente, aparentemente anecdótico, causó revuelo entre los allegados del titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), quienes culparon de ese hecho a los “ultras” y al “radicalismo” de Morena que apoya a Sheinbaum.
Daniel Sibaja González, diputado local del Estado de México y enlace del Canciller en la entidad para su proyecto presidencial, acusó directamente a los simpatizantes de la Jefa de Gobierno de fomentar “el odio y la maquinaria que tiene por no apoyar a su candidata”. El legislador dijo que se trata de “cierto grupo no mayoritario en Morena”.
El propio senador Monreal, quien conserva un pacto con Ebrard desde 2021, condenó las “provocaciones” y advirtió sobre el riesgo de que los insultos escalen a agresiones físicas “entre nuestros seguidores”.
Además, hizo un llamado a los militantes a “no profundizar las disputas internas con otro aspirante”, pues “así se está conduciendo al grupo de seguidores de uno y otro, ya para mí es una mala señal que nos puede perder en el horizonte”.
La Consentida.
El martes 17 López Obrador trasladó su conferencia matutina de Palacio Nacional al vecino Antiguo Palacio del Ayuntamiento, sede del Gobierno de la Ciudad de México. Ahí alabó a Claudia Sheinbaum por sus “muy buenos resultados” en materia de seguridad, destacó “la paz que se garantiza” en la capital y expresó “todo nuestro apoyo para el gobierno de la ciudad” en torno al colapso de la Línea 12 del Metro. Apro