jueves, marzo 28, 2024
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ALFIL NEGRO

Habrá grandes terremotos, y plagas y hambres en diversos lugares; y habrá terrores y grandes señales del cielo. (Lucas 21:11)

La Furia del Cielo
Oscar D. Ballinas Lezama

Las tormentas, huracanes y temblores continúan devastando la Tierra, sembrando muerte y destrucción entre la humanidad que ya no sabe a qué santo encomendarse; con el incremento de los fenómenos naturales el futuro para los habitantes de este planeta no pinta del todo bien.
Para nadie es secreto que los países ubicados dentro del ‘Anillo de fuego del Pacífico’, sufren constantes sismos que en determinado momento alcanzan grado de terremoto; así sucedió este año de cabañuelas y reformas, siendo septiembre la fecha en que la muerte volvió a bailar sobre el suelo azteca, al son de dos temblores cuya magnitud fue de 8.2 y 7.1.
Según los expertos del Servicio de Inspección Geológica de Estados Unidos, al año se detectan entre 12 mil y 14 mil sismos y argumentan que es parte de un patrón constante de hace muchos años, aunque reconocen que cada vez son más destructivos por el incremento de la población que vive en zonas de riesgo.
Mientras los vulcanólogos del Instituto Geofísico del Politécnico Nacional, añaden que las naciones ubicadas geográficamente en dicho Anillo de Fuego, tales como México, Estados Unidos, Canadá, Japón, Costa Rica, Chile, Panamá, Perú, entre otras, sufren de mayor actividad sísmica con movimientos telúricos que la mayoría de las veces sobrepasan los 6 grados.
En algo coinciden todos los científicos del mundo, que los sismos no se pueden predecir, y los seres humanos solamente pueden prepararse y encomendarse a Dios para enfrentar este tipo de fenómenos naturales.
Para nadie es secreto que el poder de la naturaleza se está sintiendo en todo el mundo, eclipses, huracanes, terremotos, incendios forestales, inundaciones están sucediendo con mayor frecuencia y poder destructivo, al grado que la acumulación de desastres está afectando mucho a las personas que viven en la zona apocalíptica.
La Ciudad de México, Sinaloa, Colima y Chiapas, son las entidades que en estos últimos meses están siendo afectados por las torrenciales lluvias que causan inundaciones y destruyen cuanto encuentran a su paso, incluyendo vidas humanas.
Son tiempos sin precedentes, con un clima feroz que según los científicos proviene de la destrucción que está causando el ser humano al medio ambiente, pareciera como si el final de los tiempos se acercara, según las profecías bíblicas que mucha gente se niega a creer.
Muchas personas afirman que la Tierra está enviando mensajes sobre un futuro nada halagador para todos; aunque los científicos minimizan los hechos argumentando que todo sucede por una simple correlación entre la rotación de la tierra y la actividad sísmica.
El caso es que todo mundo vive ahora sumamente preocupado por las consecuencias fatales que trae cada fenómeno natural, trátese de sismos, huracanes, tsunamis, incendios forestales, inundaciones, sequías y calores infernales; finalmente, quien sufre las consecuencias es la madre tierra y los seres humanos, estos últimos ven la tormenta pero no se hincan.
Ojalá que la sociedad mundial trabaje unidad y en coordinación con sus respectivos gobiernos para evitar seguir contaminando el medio ambiente y provocando con ello el calentamiento global, lo que está llevando a los seres humanos a su propia autodestrucción.
De poco o nada sirven los mejores deseos de los gobernantes, que juran y perjuran buscar mejorar las condiciones de vida de sus conciudadanos, si nadie se preocupa por mejorar primero el medio ambiente; hay una inconsciencia terrible que evita cuidar este planeta, lo que podría estar provocando la furia de la Tierra y de Dios; y por si fuera poco, las enfermedades mortales como el cáncer y el hambre aumentan la mortandad de los seres humanos.

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