“Se levantará nación contra nación; y habrá pestes, y hambre, y terremotos en diferentes lugares. Todo esto será principio de dolores” (Mateo 24:7-8)
Vamos Como el Cangrejo
Oscar D. Ballinas Lezama
Eran las 10:30 horas del mes sexto en el año de la pandemia, cuando las alarmas sísmicas de la Ciudad de México iniciaron su baile del miedo; un poderoso sismo de 7.5 grados en escala de Richter sacudió las débiles estructuras de los edificios en la urbe de hierro, la gente salió a las calles como alma que lleva el diablo, se olvidaron del Coronavirus, del cubrebocas y la sana distancia.
Los medios de comunicación cedieron sus espacios a la información, durante varias horas dieron detalles del sismo que puso a temblar de pies a cabeza a los mexicanos, recordándoles los fatídicos terremotos de 1985 y 2017 que causaron muerte y destrucción en este país.
Afortunadamente, en esta ocasión los daños fueron menores, así como las víctimas, aunque el sistema sismológico en Estados Unidos dio la alerta de un posible tsunami en las costas de Oaxaca, en donde se localizó el epicentro del movimiento telúrico de ayer, lo que confirmó horas más tarde la Comisión Nacional del Agua en México; hasta ayer por la tarde, las olas del mar frente al Istmo de Tehuantepec y la costa de Chiapas no pasaban de los tres metros de altura y mantenían en estado de alerta a la Marina, que estuvo con un ojo al gato y otro al garabato, por aquello de no te entumas.
Por otro lado, los últimos informes sobre la crisis sanitaria reafirmaron que ésta va para largo, las cifras de contagiados y muertos por el Covid-19 continúan aumentando y la curva de la pandemia no se deja ver ni de chiste; no obstante, las autoridades mexicanas dieron luz verde para que se llevara a cabo el ‘desconfinamiento bajo las medidas preventivas’ exigidas por la Secretaría de Salud; la mayoría de las personas que salieron en ‘bola’ a las calles no respetan la sana distancia ni usan cubrebocas.
Como era de esperarse, con esta actitud irresponsable de la gente el virus se extendió más, lo que llevó al colapso de los hospitales cuya infraestructura ha venido prendida con alfileres, dando como resultado el poco éxito de las autoridades sanitarias, que al dar por terminada la cuarentena en pleno pico de la pandemia, ‘les salió el chirrión por el palito’, hasta la jefa de Gobierno Ciudad de México, ya manifestó que podría regresar a sus conciudadanos a un nuevo confinamiento, lo que a estas alturas ‘estaría en chino’ que le obedezcan.
Los expertos en salud, afirman que la cuarentena se levantó antes de tiempo y por la presión social generada por la necesidad económica, no por un criterio médico o científico; explicaron que el Gobierno debió esperar al menos dos meses más, para ver mejor el impacto real del virus en la sociedad mexicana.
Médicos especialistas en Inmunología mencionaron la importancia de ganar tiempo al contagio, explicando que infectarse ahora es más riesgoso a que sucediera en tres meses, cuando los trabajadores del Sector Salud tengan más experiencia, exista mejor infraestructura hospitalaria, haya suficientes medicamentos y primero Dios, exista una vacuna.
En otras cosas, trabajadores del Ayuntamiento de Cacahoatán, se quejaron en contra de lo que consideran una irresponsabilidad del alcalde Julio Calderón Sen, al ordenar que trabajadores de la Casa de la Cultura y Biblioteca que se encontraban en cuarentena por tener síntomas de Covid, se presentaran a trabajar como apoyo a quienes se encargan de los filtros contra la pandemia, convirtiéndose en potenciales contaminantes del virus, al ser los ‘encargados’ de revisar a cientos de personas que pasan por ese lugar diariamente.
Conforme pasan los días, México sigue poniéndose de cabeza, no solamente por las pandemias del Coronavirus, cáncer, etcétera, sino también por la crisis económica, la violencia y la inseguridad generada por el crimen organizado, amén de la tormenta electoral que se avecina por la incursión del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien advirtió a los partidos políticos de convertirse en el ‘guardián del próximo proceso electoral”.
En Tapachula, los consumidores de productos y servicios están sufriendo las de Caín, ya que no solamente tienen que soportar el asalto en despoblado que les hace la CFE, aumentando en forma grosera e injusta las tarifas, importarle un carajo la precaria economía en tiempos de la pandemia y las quejas del pueblo sabio.
Volvieron a subir el precio de las gasolinas, además, existe la presunción de que están dando incompleto los litros, la Profeco, que nunca ha servido ni para tiro de escopeta, menos ahora que funciona a cientos de kilómetros del Soconusco, ha dejado en completo estado de indefensión a los habitantes de esta zona costa de Chiapas.