La Cabeza Caliente en Palacio
Podría Enredar Agenda con EU
Carlos Ramírez
Mientras el nuevo embajador estadounidense Ronald Johnson emitió un posicionamiento con mucha finura diplomática sobre los disturbios en Los Ángeles, y deslindó con claridad que los manifestantes violentos en Los Ángeles no representaban al pueblo mexicano, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo se posicionó directamente en contra de la decisión de política interior de la Casa Blanca para ejercer órdenes de arresto contra migrantes ilegales con cargos delictivos.
El contrapunto tiene contrasentidos. En México la autoridad permite que los maestros radicales de la CNTE (…) amenacen “seguir a la Presidenta de la República” en sus giras para violentar sus eventos, en Estados Unidos son muy claras las autoridades en que no se permiten disturbios contra la autoridad, y no vacilan en aplicar la ley con arrestos y situaciones de excepción contra reuniones que deriven en violencia física.
El tono de la intervención presidencial mexicana tendría dos interpretaciones: ganó la cabeza caliente en una temática abordada de manera muy general en el sentido de que migrantes fueron reprimidos por la policía, o se estaría buscando generar un espacio de negociación política a partir de decisiones mexicanas que tienen que ver con comunidades, también mexicanas, pero ya sumadas, no solo a la economía y al territorio estadounidense, sino a las reglas locales en Estados Unidos para este tipo de protestas.
En términos concretos, el Gobierno de Estados Unidos en ningún momento estaría siquiera pensando como opción en tratar las resistencias violentas contra las autoridades como si fueran profesores de la CNTE…
El problema complica más la agenda real de seguridad nacional de México con Estados Unidos que se mueve en cuatro temas que por ahora están sueltos por parte de México, y que pronto saltarán sorpresas: el narcotráfico, los migrantes ilegales que ingresaron a EU vía coyotes del crimen organizado o del narco, los aranceles que Estados Unidos ya definió y tienen a México al borde de una recesión brutal, y la política migratoria de visas por temas de corrupción de mexicanos o, peor aún, por el juego de México en la cancha de China, Rusia y Cuba, además de una directriz del secretario de Estado, Marco Rubio, para combatir, desde EU, la corrupción de funcionarios que roban dinero en sus países y lo van a esconder al sistema financiero americano.
México salió a defender en general a los migrantes perseguidos por el Gobierno de Estados Unidos por carecer de permiso legal de permanencia, por estar en proceso legal que no han cumplido y por tener abiertos muchos de ellos expedientes judiciales por delitos cometidos dentro del territorio americano. Los migrantes residentes desde tiempos históricos y nuevos con permisos oficiales no han sido molestados por las autoridades migratorias, a menos de que en público se les pida la exhibición de papeles de permanencia. Pero en tribunales estadounidenses son muchísimos los expedientes de migrantes legales o ilegales que han cometido delitos violentos.
La política migratoria de Trump -como en su caso la de México- es un asunto de seguridad nacional en tanto que tiene que ver con el control o registro de la población, y en materia de visitantes se requiere, cuando menos, indicios de que carecen de antecedentes delictivos.
El contrapunto del mensaje en la red X del embajador Johnson contrasta con la pasión con la sangre caliente que le ganó a la presidenta Sheinbaum.
Política Para Dummies: la política garantiza estabilidad, pero también potencia inestabilidad de guerras.
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