Cantante, actriz, performancera, provocadora, Hadad no podría caber en ninguna categoría. Ella inventó la suya: heavy nopal, estilo que mezcla cabaret político, música popular, sátira religiosa, crítica feminista y vestuarios extraídos de un mal viaje que cuentan, por sí solos, lo no dicho. Nació en Chetumal, pero se volvió una criatura escénica sin fronteras: ha cantado en teatros alemanes, en el Museo Metropolitano de Nueva York y en plazas mexicanas donde no faltó quien le pidió tener más vergüenza.
Sus espectáculos son misas al revés: rezos descompuestos, monólogos que parodian al machismo, rancheras recicladas con voz de mujer: que ya no llora, sino que se ríe, se burla y, claro, se va de parranda. Habla a propósito de su show el 12 de este mes en El Lunario, en donde junto a Jaime López rendirá homenaje —a su manera— al mítico Agustín Lara.
Tu familia era conservadora, ¿cómo te construiste desde ahí? Con todo y que no querían que me dedicara a esto, mis padres siempre fueron gente muy buena y amorosa. Y como trabajé tanto para el beneficio de la familia —empecé a estudiar muy tarde porque no había recursos—, eso me dio independencia. Por supuesto que no quise casarme, yo quería estudiar. Me parecía injusto que, trabajando igual que todos mis hermanos —porque éramos un montón—, a las mujeres nos metieran en la cabeza que si no te casabas no ibas a ser feliz. Es una mentira. Yo he sido muy feliz. No tengo vocación ni para casarme ni para tener hijos. SUN
Astrid Hadad: Rendirá Homenaje a Agustín Lara
RELATED ARTICLES