Armando Manzanero la bautizó como «La mujer que nació para cantar» luego de oírla interpretar, en inglés, la canción «Sueño posible». Y ha sido un sobrenombre que, para Manoella Torres, aún le representa una «carga» en muchos sentidos.
“Me pesa porque pienso que tengo que cantar lo mejor posible y hay veces que, bueno, padezco mucho de alergias y no llego a la nota y ando pensando que, si se me sale un gallo, qué va a decir la gente. Y me ha pasado, pero la gente aplaude (risas). Desde chiquita fui insegura, pero la que me decía que no pensara así era mi abuela”, cuenta.
En poco más de medio siglo de carrera, Manoella no sólo ha cantado. Fue parte de una generación que, con canciones de amor y desamor, logró ser disruptiva y decir lo que muchas no podían expresar en voz alta. Esto, en una época en la que a las mujeres se les exigía verse bien y sonar impecables. Nació en el Bronx neoyorquino, de padres puertorriqueños, pero desde los 16 años prácticamente se mudó a México. Pertenece a la generación artística en la que, si no se salía en el programa «Siempre en domingo» de Raúl Velasco, uno simplemente no existía.
A los 12 años, bajo el nombre de Gloria Gil, grabó su primer disco profesional y, un sexenio después, en 1972, se lanzó con el apelativo hasta ahora conocido, con los sencillos «El último verano» y «Ahora que soy libre».
Su discografía supera los 30 álbumes y las 300 canciones, pero si alguien cree que es cosa del pasado, está mal, pues en Spotify su tema «Te voy a enseñar a querer» supera las 16 millones de reproducciones y en YouTube el videoclip de «Si supieras», las 21 millones de vistas. SUN
Manoella Torres: “Disfruto Cantar Porque no sé qué Pueda Pasar”
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