Carlos Vilalta
(Académico. Centro de Investigación en Ciencias de Información Geoespacial)
En materia de seguridad pública, el país entero se encuentra ante una encrucijada crítica. La anunciada «Estrategia de Seguridad de los Primeros 100 Días» busca marcar un punto de inflexión en la lucha contra la violencia delictiva que ha plagado al país por sexenios. Pero, ¿podrían ser suficientes 100 días para instaurar un cambio? Depende de la voluntad política y la altura de miras.
A simple vista, la estrategia global consiste en ocho estrategias concretas, localizadas, y que priorizan la inteligencia, la investigación y la acción coordinada entre las instituciones de seguridad.
Los objetivos son claros y medibles: la disminución de homicidios y delitos de alto impacto en los municipios más violentos, la neutralización (se deja a la libre interpretación) de los generadores de violencia y redes criminales, y la mejora de la percepción ciudadana sobre la capacidad del gobierno para proteger a la población.
Los primeros 100 días buscan ser una muestra de que las instituciones de gobierno, en acción conjunta, pueden producir resultados palpables. Yo no dudo de que se logren avances positivos a muy corto plazo. Mi interrogante es, de nuevo, si se quiere instaurar un cambio real de política.
Y aunque es entendible el propósito político de asegurar resultados en esos primeros 100 días de gobierno, hay cuestiones que deben ser consideradas propositivamente para lograr los objetivos establecidos. Las anoto para que no nos tomen por sorpresa, porque nos tomará mucho más que 100 días ver resultados.
Primero. El riesgo de la narrativa. Hay que reconocer que vivimos tiempos de expectativas altas y paciencias bajas. Por eso la idea de los 100 días. La cuestión es que esta presión por lograr resultados en un plazo tan breve corre el riesgo de desviar la atención de acciones sostenibles pasado el periodo establecido…
Segundo. La fuerza de reacción. La resistencia del crimen organizado es y seguirá siendo enorme y potencialmente desestabilizadora. La reacción de las organizaciones criminales, muchas de ellas con un poder e influencia significativos, llevará a un recrudecimiento de la violencia en los municipios donde el control territorial es disputado.
Tercero. El efecto Hidra. Por «neutralización de los generadores de violencia y redes criminales», uno entendería la detención de líderes de alto perfil junto con la desarticulación de sus grupos criminales. (…) el objetivo acarrea, además de un aumento temporal en la violencia y la inestabilidad en los municipios prioritarios, la aparición de nuevos actores, y la mutación de otros, más impredecibles y violentos.
Cuarto. El fiel de la balanza. En México, cuando se trata de justicia penal, el verdadero fiel de la balanza no está en la impartición de justicia, sino en su procuración. Este aspecto no está contemplado en la estrategia de los primeros 100 días, pero la reciente reforma que otorga a la Secretaría del sector la facultad de generar investigaciones de delitos -léase integrar carpetas de investigación- podría ser un paso en la dirección correcta.
Quinto. La realidad de la coordinación. Tal coordinación, aunque crucial, conlleva un riesgo de pataleo político si las líneas de mando no se respetan y si la comunicación interinstitucional falla. Esto puede desembocar en un antagonismo que fragmente los esfuerzos en lugar de consolidarlos, sobre todo pasados los primeros 100 días.
Sexto. La sombra de la corrupción. Ésta es la sombra perenne que lo arruina todo. Y más cuando las redes de protección en este sector de la política son material propio de una novela de Stephen King. El combate a estas redes (…) es algo que la estrategia debería incluir no sólo en su diagnóstico (que lo hace), sino como un objetivo de propio.
Si logra mantenerse firme, superar sus debilidades internas, prever las cuestiones arriba mencionadas, y sembrar pensando más allá de los primeros 100 días, México podría no solo reducir la violencia, sino también sentar las bases para un futuro más seguro.
En definitiva, la pregunta está en el aire: ¿serán suficientes 100 días para cambiar? La respuesta, como siempre, dependerá de la inteligencia y voluntad políticas.Sun