miércoles, abril 24, 2024
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Alfil Negro

Viene el día ardiente como horno, y todos los soberbios y los que hacen el mal, serán como paja; y Dios les prenderá fuego (Malaquías 4:1)

Crece la Maldad
Oscar D. Ballinas Lezama

La inseguridad continúa siendo el ‘Talón de Aquiles’ de los mexicanos, la sociedad parece haber perdido el rumbo como consecuencia de una ausencia de valores que son esenciales para todos los seres humanos.
Para nadie es secreto que en los últimos treinta años, la brecha generacional se ha abierto en forma desproporcionada y los valores de respeto y amor se están convirtiendo prácticamente en términos desconocidos por los actuales jóvenes y niños que se han extraviado en la desintegración familiar, así como en una educación escolar que está repercutiendo en la su formación.
La mayoría de los medios de comunicación electrónicos, televisión, internet, celulares, etcétera, se han convertido en promotores de los antivalores y los resultados se reflejan en una nueva generación que parece haberse extraviado en los laberintos del mal; al grado que los sobrevivientes de los años 50 sienten estar viviendo en otro planeta, en un mundo raro donde la educación de los niños y jóvenes está en manos de la televisión, las computadoras y el celular.
Ya nadie predica con el ejemplo que nos dieron nuestros abuelos que nos enseñaron el valor de la palabra, el respeto a nuestros padres y mayores, a no robar, no mentir, amar a nuestros semejantes, ponderar el valor de la amistad, así como amar y temer a Dios.
El alcoholismo, la drogadicción, el odio hasta hacia nuestra propia familia, el rencor, el egoísmo y la mentira, están envenenando la mente, el corazón y el alma de las nuevas generaciones, a las que están desviando del buen camino y llevándolos rumbo a la orilla de un precipicio.
La pobreza y la ignorancia en que han mantenido por décadas al pueblo de México, ha sido parte fundamental para que los hogares queden a la deriva, ya que ahora el padre y la madre tienen que ir a trabajar porque el dinero ya no alcanza para cubrir sus necesidades más básicas, teniendo que dejar solos a sus hijos, lo que hace varias décadas no sucedía; la madre era quien se encargaba de la crianza de sus vástagos, mientras el padre era el único responsable de proveer.
Los juegos de grupos de niños hoy están convertidos en individuales con el uso del internet, videos y celulares; atrás quedaron la convivencia y socialización, aquellas diversiones sanas como el salto de la cuerda, las canicas, el trompo, las escondidas, los encantados y otros; ahora, cuando el niño o el joven sale de la escuela, al llegar a su casa no encuentra a nadie.
Falta la educación y vigilancia en el hogar que hubo en aquellos tiempos; ahora son la televisión, la computadora y el celular quienes reinan en el hogar, en la calle y en las escuelas, promoviendo programas que hablan de las drogas, de la violencia, del sexo y pornografía, se está dando un proceso de cambio generacional que está convirtiendo este mundo en algo peor de lo que fue Sodoma y Gomorra.
En los hogares, muchos padres dan pésimos ejemplo con su mal carácter y conducta a sus hijos, debido a que muchos de esos padres son drogadictos, alcohólicos, violentos, delincuentes, mentirosos, amadores de sí mismos, soberbios, blasfemos, malagradecidos, ingratos, asesinos.
Mientras en las escuelas, una gran cantidad de maestros han sido acusados de aprovechar su posición para abusar de niños y jovencitos, a quienes obligan a tener relaciones sexuales o pagarles con dinero y otros regalos para obtener buenas calificaciones, y hay de aquel que se niegue; el sol no se puede tapar con un dedo, el sistema educativo ha dejado de ser un puente en la formación educativa de niños y jóvenes.
Gobernantes mexicanos y sus funcionarios llenan los espacios de los medios de comunicación, en donde son señalados como gente sinvergüenza que roba o malversa los impuestos del pueblo. Muchas de las iglesias o templos se han convertido en cuevas de mercaderes de la fe, nido de pederastas, violadores de quienes acuden a esos lugares en busca de Dios; líderes religiosos que se visten de ángeles, pero tienen alma de demonios.
Esta lucha de la humanidad está rebasando todas las expectativas, la maldad es demasiada y sigue destruyendo a nuestra sociedad, basta salir a la calle y oír la voz del pueblo; ver, escuchar o leer las noticias del día en los medios de comunicación, para darnos cuenta que estamos como huachicoleros, sentados en un ducto con fuga de gasolina.
“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. Efesios 6:12

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