Carlos Tomasini
En México, 23% de los estudiantes de secundaria ha sufrido acoso varias veces al mes, mientras que 5.4 millones de niñas y niños han sido blanco de alguna agresión sexual, revelan datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
El acoso escolar o bullying es uno de los problemas más viejos y conocidos en la infancia y adolescencia que muchas veces se ignora o minimiza.
De acuerdo con la Unicef, el acoso escolar es toda aquella agresión física y violencia psicológica en las que figuran la exclusión, el rechazo, los insultos, propagación de rumores, mentiras, burlas, humillaciones o amenazas que son perpetrados por compañeros, docentes o personal escolar.
También existe la violencia sexual expresada en la intimidación, el acoso y la coerción sexual, así como en los toqueteos no deseados y en la violación.
¿Cómo Detectarlos?
David Mischoulon, director del Programa Clínico y de Investigación de la Depresión en el Massachusetts General Hospital, dice que, para detectar problemas en niños y adolescentes, «todo debe comenzar en la casa o escuela. Los padres y profesores deben detectar si el niño o adolescente está triste, irritable o ansioso, y alentarle respetuosamente a que hable sobre lo que le ocurre».
Mischoulon explica que los niños más pequeños suelen pedir ayuda a mamá o a papá, en comparación con los adolescentes, quienes prefieren ocultar sus problemas y emociones.
Mal uso de la Tecnología.
El uso de la tecnología ha generado que aumente el ciberacoso, es decir, aquella intimidación en redes sociales, plataformas de mensajería o videojuegos, con el fin de atemorizar, enfadar o humillar.
Lo más común, describe la Unicef, es que se difundan mentiras, se publiquen fotos o videos vergonzosos; que se envíen mensajes, imágenes o videos hirientes o amenazantes.
«El acoso cara a cara y el ciberacoso ocurren juntos, a menudo. El ciberacoso deja huella digital: un registro que sirve de prueba para ayudar a detener el abuso».
Twitter, junto con la organización Grooming Argentina, elaboró una serie de consejos para quienes ingresan a su plataforma, pero aplica para el ciberbullying en general.
Los adultos deben saber el uso que sus hijos le dan a la tecnología. «Explícales cómo usar las plataformas digitales y habla de los riesgos de interactuar con desconocidos», sugiere.
Adviérteles que no deben compartir información personal ni aceptar solicitudes o mensajes de desconocidos y que deben cuidar de su privacidad.
Al manifestarles tu apoyo, refuerzas la importancia de pedir ayuda ante la más mínima amenaza.
Las Señales en tus Hijos.
De acuerdo con la Unicef, además de heridas físicas (hematomas, rasguños y hasta huesos rotos), el bullying muestra otras señales: miedo a ir a la escuela; ansiedad; tener pocos amigos; evitar socializar; su ropa u objetos personales se pierden o aparecen destruidos; piden dinero todo el tiempo; o disminuyen su rendimiento académico.
Puede haber ausentismo o llamadas desde la escuela pidiendo volver a casa; que tu hijo quiera estar cerca de adultos la mayor parte del tiempo; que no duerma; que se queje de dolores de cabeza o estómago; que muestre angustia después de estar en línea o con su teléfono; que se vuelva reservado; que tenga conductas agresivas o arrebatos de ira.
Consejos Para los Padres.
Céntrate en hacerle saber que le escuchas y apoyas; que sepa que no fue su culpa.
Dile que le crees, que te alegras de que lo haya contado.
Habla con su profesor o el responsable de la escuela. Pregunta si la institución cuenta con una política o código de conducta contra el acoso.
Pregúntale todos los días cómo le fue en la escuela. Escucha y conversa.
Enséñale a expresar sus sentimientos, asegúrale que está bien llorar.
Dile que siempre estarás ahí para protegerlo.
Abraza a tus hijos y demuéstrales amor con frecuencia.
Evita reaccionar con violencia cuando te cuente que le pasó algo.
No le obligues a besar o abrazar a alguien si no quiere, aunque se trate de la familia. Enseña a que sea amable sin necesidad de tener contacto físico obligatorio.
Observa su relación con otras personas adultas y el trato que recibe de estos para reconocer si consideran a las personas de su entorno amenazantes o de su confianza.
Evita dejarlos solos.
Enséñale que debe cuidar de su cuerpo y su higiene personal desde temprana edad.
Busca a un profesional de la salud mental.
Fuente: Unicef
Riesgos de Acoso por Internet.
Hostigamiento: comportamientos amenazantes a través de mensajes ofensivos continuos; el acecho en línea o el acoso colectivo de un grupo hacia una persona.
Acoso sexual: puede incluir desde el envío de mensajes con contenido sexual o amenazar con la publicación de videos o fotos comprometedores sin el consentimiento de la víctima.
Troleo: es una cadena de mentiras o burlas hacia una persona con la intención de provocar una reacción emocional en la víctima.
Outing/doxing: se comparte información personal de la víctima sin su consentimiento, como su dirección, teléfono o mensajes privados con la intención de humillarla y exponerla en público.
Fraping: irrumpir las redes sociales de alguien o crear un perfil falso para hacerse pasar por la víctima para humillar o arruinar su reputación con publicaciones inapropiadas.
Dissing: es cuando el ciberacosador difunde rumores o publica fotos, videos o capturas de pantalla humillantes de sus víctimas.
Swatting: cuando un acosador envía un mensaje o hace una llamada telefónica con calidad de «urgencia» avisando de un secuestro o alguna otra situación de peligro.
Grooming: el acoso sexual que experimentan los menores en los medios digitales que son cometidos por adultos que buscan establecer contacto con fines sexuales, generalmente haciéndose pasar como individuos de su misma edad. Sun