sábado, mayo 4, 2024
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El TLCAN Cumplirá 30 Años Federico Novelo y Urdanivia

«Hoy, el Tratado proporciona seguridad y confianza a inversionistas y exportadores sobre los intercambios que pueden realizar, ya que se detallan los plazos y modalidades de desgravación; se establecen reglas para determinar el origen de los productos y, así, privilegiar los intercambios entre los tres signatarios del Tratado […] Todo este conjunto de reglas nos permitirá exportar más, atraer inversiones y crear más empleos mejor remunerados» (Carlos Salinas de Gortari, 8 de diciembre de 1993, Presentación, Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Texto Oficial, Secofi y Miguel Ángel Porrúa, Grupo Editorial: pp. vii-viii).
En el año de 1997, Sidney Weintraub (un poskeynesiano fundamentalista, estadounidense y mexicanista) publicó un importante libro, «El TLC cumple tres años», en el que explica el temporalmente eficiente mecanismo de control de la inflación y, principalmente, de defensa del peso mexicano ejecutado durante el salinismo. Crítico radical de la ineficacia con que se desempeñaron las medidas (¿?) caninas del licenciado José López Portillo y no tan radical de las devaluaciones sufridas durante el lamadridato, el entonces presidente Carlos Salinas ideó un mecanismo, juzgado por Weintraub como heterodoxo, para fortalecer a nuestra moneda.
Seleccionando cuatro precios clave, dos de la economía productiva y dos de la monetaria o nominal, logró sortear con éxito insospechado las presiones inflacionarias durante todo su sexenio; el siguiente (con nuestras contribuciones) pagó los platos rotos, algunos de los cuales, como el Fobaproa, los seguimos pagando.
A los salarios, permanentemente sospechosos de ser portadores del virus de la inflación, se les congeló y a los precios y tarifas de los bienes y servicios proporcionados por empresas públicas, primero, se les subió para, luego, mantenerlos estables (más o menos) durante toda la administración. Estabilizar el precio de la gasolina, por poner un ejemplo, tiene el efecto de estabilizar los precios de las mercancías que se transportan en vehículos con motores de combustión interna; para efectos prácticos, en México, casi todas las mercancías que llegan a los centros urbanos.
La política monetaria fue el complemento adecuado para frenar la herencia maldita de devaluaciones con inflación y consistió en hacer crecer más a la tasa de interés que al tipo de cambio; en el comienzo, mediante los CETES y, después, a través de los Tesobonos que se convirtieron en un poderosos mecanismo de captación de liquidez internacional, con la salvedad –muy considerable- de indizar su valor al tipo de cambio.
En el ámbito internacional, y en muy buena medida por esos méritos, el Licenciado Salinas pareció ser el mejor candidato de los Estados Unidos para dirigir al recientemente metamorfoseado Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT, por sus siglas en inglés) en la Organización Mundial de Comercio (OMC); el marco institucional sufrió importantes modificaciones, entre las que no es menor el cambio del artículo 82 constitucional que permitía adquirir la condición de presidenciable al Doctor Jaime Serra P. (por Puche), gestor de las negociaciones relativas al TLCAN.
La hermosa princesa de la estabilidad de precios se nos convirtió en rana, cuando el Doctor Serra se creyó, y puso en práctica, lo que proponen los libros de Economía Internacional ortodoxos: «Cuando tu balanza comercial sea deficitaria, revisa tu tipo de cambio»; el aumento de la banda de deslizamiento del peso que puso en operación el flamante secretario de Hacienda y Crédito Público deslizó, a la economía y a la sociedad mexicanas, hacia aquel lugar Vasto, lejano e inhóspito, con el que Octavio Paz bautizara por anticipado al futuro rancho de nuestro presidente saliente; Don Vicente Fox (todavía no era licenciado) ocupó el sitio imaginado para el doctor Serra P. (por Puche); la OMC se perdió de los servicios del licenciado Salinas y al peso, qué raro, le volvió a tocar su mismo miserable destino.
Debe resultar sumamente incómodo para el Licenciado Andrés Manuel López Obrador ocupar un lugar tan cercano al expresidente Salinas, en lo relativo a la protección del peso y, con mayor cercanía, a la operación del TLCAN, tan groseramente manoseado por el expresidente Trump, para «obsequiarnos» un muy adverso T-MEC. La autonomía del Banco de México y los topes salariales a los ingresos contractuales y superiores al mínimo, son otros temas en los que comparte empecinamientos con su supuesta némesis. Además, son medidas neoliberales.
También en cuestiones económicas los extremos se juntan o… no son tan extremos. Hasta aquí la evocación, no vaya a ser que, también, se repita el annus horribilis de 1994, treinta años después. Sun

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