Javier Rodríguez Labastida*
EL UNIVERSAL
Hace unos días, la Arquidiócesis de México lanzó esta pregunta a través de su página de Facebook: «¿Por qué consideras que los jóvenes se han alejado de la Iglesia?» Hasta el cierre de este texto habían más de 1,800 respuestas a la pregunta, sin duda, determinante para analizar el futuro de la Iglesia católica.
Más allá de la caída del porcentaje de fieles católicos revelada en el Censo 2020 (77.7% respecto a 90% en 1990), es evidente la ausencia de jóvenes en los templos y en las actividades pastorales de la Iglesia, incluso las escuelas y universidades de inspiración cristiana han visto en los últimos años cómo sus estudiantes ya no tienen la formación religiosa que antes tenían o el interés por ella.
Según el mismo Censo, aproximadamente 32 millones de personas entre 10 y 29 años se consideran católicos, aunque el 12?% de las personas que hoy tienen entre 30 y 34 años dejaron de considerarse como católicas en los últimos 20 años.
Entre las 1,800 respuestas a la pregunta que lanzó la Arquidiócesis, destacaban dos en particular: en primer lugar, el que los padres de familia no encuentran la forma o han perdido la motivación de transmitir la fe a sus hijos, tal como se las transmitieron a ellos.
En segundo lugar, el decirse católicos, pero sin dar un testimonio acorde a las normas y orientaciones de la Iglesia católica, «¿cómo vamos a enseñar lo que no sabemos?», decía una de las respuestas.
A esto habría que añadir el impacto a la credibilidad de la Iglesia derivado de los sacerdotes y jerarcas católicos que han dado un mal testimonio a sus comunidades, aquellos que han sido acusados de abuso sexual, o quienes han roto su compromiso con la Iglesia cuando recibieron el orden sacerdotal, y que se mantienen siendo sacerdotes.
El problema no es menor. El Papa Francisco ha dado varias orientaciones sobre la relevancia de entender el significado de la transmisión de la fe, y no reducirlo a una fiesta de Bautismo, Primera Comunión y Confirmación.
«Transmitir la fe no es dar informaciones, sino fundar un corazón, fundar un corazón en la fe en Jesucristo; no se puede hacer mecánicamente, (diciendo) toma este libro, estúdialo y después te bautizo».
Actualmente, la Arquidiócesis Primada de México pasa por un período de reflexión rumbo a su Asamblea Arquidiocesana, que ocurrirá en mayo próximo, y en la que determinará el rumbo de su trabajo específico con los que ha llamado cuatro destinatarios prioritarios: los jóvenes, las familias, quienes se han alejado de la Iglesia y quienes están en situación de pobreza.
Fue significativo que el foro de los jóvenes fue el que más asistencia e interés tuvo. Esa, sin duda, es una señal de esperanza: los jóvenes que participan activamente en labores de evangelización tienen sed de contagiar su fe a otros jóvenes, pero solos no podrán hacerlo, por más ímpetu que tengan; por eso, fue la Iglesia entera la que se sentó a reflexionar con ellos, ¿cómo renovarse para ser fieles a Jesús, que, sin duda, camina cerca de los jóvenes?
Es un hecho que el trabajo pastoral de la Iglesia con los jóvenes cambiará en lo inmediato. El consenso es unánime, es importante escucharlos y respetarlos, dialogar con ellos, conocer sus lenguajes y formas de comunicarse, y no llegar con la intención de imponer una creencia o una tradición. Bien ha dicho el Papa Francisco: «La transmisión de la fe siempre se da en el aire del amor».
El acercamiento con los jóvenes también pasa por el testimonio de la Iglesia, no solo de los sacerdotes y la jerarquía; también y principalmente de los padres de familia, y por supuesto, de todos quienes dicen profesar la fe católica.
«Transmitir la fe no es hacer proselitismo: es otra cosa, es más grande incluso. La Iglesia crece por atracción y la transmisión de la fe se da a través del testimonio. Cuando uno ve esta coherencia de la vida con lo que decimos, la curiosidad siempre llega: ‘¿Pero por qué vive así? ¿Por qué lleva una vida de servicio a los demás?’. Esa curiosidad es la semilla que toma el Espíritu Santo y la lleva adelante», señala el Papa Francisco. Ese es el testimonio que necesita la Iglesia para acercarse a los jóvenes. Sun
*Director de Comunicación de la Arquidiócesis Primada de México