No Marines a las Puertas, Sino
Peor: Regresa Narcocertificación
Carlos Ramírez
Salvo un par de excepciones que tuvieron que ver, sobre todo con los ataques terroristas del 9/11/2001, la larga lista de decenas de organizaciones radicales que son caracterizadas como terroristas por el Departamento de Estado es solo una referencia que estaría implicando solo el interés estadounidense de observación y seguimiento sobre grupos de activismo contra intereses de EU.
De toda la lista, solo se recuerda con precisión la decisión extraterritorial y extrajudicial del profesor de derecho constitucional Barak Obama, para localizar a Osama bin Laden como presunto jefe del grupo Al Qaeda que habría organizado los ataques terroristas sobre Nueva York y Washington y asesinarlo sin pasar por juicios legales. Marines estadounidenses localizaron a Osama, lo asesinaron en una casa habitada por mujeres y niños y -cuando menos de manera oficial- tiraron sus restos al mar para evitar una tumba que fuera referencia de los musulmanes radicales.
En este sentido, la decisión que presuntamente mañana miércoles tomará el presidente Donald Trump para caracterizar a cárteles mexicanos del narcotráfico como organizaciones terroristas, no implicaría en modo automático la incursión de fuerzas especiales militares estadounidenses en terreno mexicano para atacar y destruir las presuntas zonas territoriales, habitadas sobre todo, por el Cártel de Sinaloa, el principal fabricante del fentanilo que se contrabandea a Estados Unidos.
Las razones de esa lista negra de la política exterior estadounidense son políticas. Por ejemplo, Cuba estuvo mucho tiempo en la lista de países que protegían el terrorismo, Biden la sacó horas antes de entregar el poder y el presidente Donald Trump, horas después de tomar la presidencia de EU, regresó al gobierno cubano a esa lista.
Pero entérminos estrictos, el Gobierno de Estados Unidos ha aprobado, financiado y operado actos terroristas contra el Gobierno de Cuba solo por su carácter de definición constitucional de Estado marxista-leninista, y hasta ahora no se tiene detectado ningún acto cubano de terrorismo contra Estados Unidos, aunque el territorio cubano es una especie de santuario de organizaciones radicales armadas que estarían también en la lista de terroristas del Departamento de Estado.
A pesar de la facilidad con la que se ejerce el poder imperial en Washington, todavía hay evidencias en el sentido de que pudiera ser un mito la existencia del famoso portafolio nuclear -mejor conocido como balón- que acompaña al Presidente de EU inclusive hasta el baño, porque existen muchas restricciones y verificaciones que tendrán que pasarse para que el titular de la Casa Blanca decide algún ataque nuclear.
En su último libro Peligro, el periodista Bob Woodward cuenta -con evidencias oficiales- que horas después del asalto de turbas trumpistas a las instalaciones del Capitolio, la líder demócrata de la Cámara, Nancy Pelosi, le llamó preocupada al jefe del Estado Mayor conjunto del poder militar estadounidense para decirle que tenían información de que Trump estaría dispuesto a realizar un ataque nuclear fabricado para quedarse en la Casa Blanca.
El General encargado de la Junta de Jefes militares le respondió que eso era imposible, que el botón nuclear no se apretaba por voluntarismo presidencial y que los militares no iban a permitir ataques que no cumplieran con requisitos legales. Por si las dudas, Pelosi logró la aprobación de las Cámara para quitarle a Trump el botón nuclear, pero el Senado republicano hecho abajo esa decisión.
El secretario de Estado, Mike Pompeo, cuenta en sus memorias que el presidente Trump le preguntó si podía lanzarse un misil sobre los laboratorios del Cártel de Sinaloa en el territorio mexicano, pero que la bala destructora no debía llevar ninguna identificación americana. Y el funcionario, sorprendido, rechazó esa posibilidad.
La caracterización de cárteles mexicanos como terroristas que, presuntamente, se decidirá mañana miércoles en la Casa Blanca, será más bien un sello negativo al gobierno mexicano porque lleva implícita la acusación todavía vigente en documentos oficiales delGobierno de Estados Unidos de que los cárteles del narcotráfico están aliados con el gobierno mexicano.
Y en todo caso, la caracterización de narcoterrorismo conducirá a un nuevo mecanismo que EU pondría en marcha de manera simultánea para regresar, sin decirlo, al modelo de la certificación por parte de Washington respecto a que si México está colaborando en la lucha contra el narco o sigue siendo un cómplice.
En todo caso, esa caracterización podré llevar audiencias públicas en el Senado como en 1985, para denunciar al mundo el criterio estadounidense de la complicidad mexicana con el narco.
Política Para Dummies: la política a veces es un estorbo.
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