* Por Considerarlo Autoritario y Riesgoso Para los Derechos Civiles y la Democracia.
* Cientos de Miles de Personas Participaron en más de 2 mil 700 Manifestaciones a lo Largo del País Norteamericano
* Se Reportaron Movilizaciones en Nueva York, Los Ángeles, Washington D. C, Houston, Dallas, Miami y Otras.
* Hubo Consignas Contra el Autoritarismo del Presidente Trump, Contra las Redadas Migratorias y la Actuación del ICE.
Multitudes se congregaron el sábado en Washington DC, la capital del país y en diversas comunidades de Estados Unidos para participar en las protestas ‘No Kings Day’ contra el rumbo de la nación bajo el régimen del presidente Donald Trump, en lo que el gobernante Partido Republicano llamó manifestaciones de «odio» al país.
Esta es la tercera movilización masiva desde el regreso de Trump a la Casa Blanca, y se lleva a cabo en el contexto de un cierre del gobierno que no sólo ha suspendido programas y servicios federales, sino que pone a prueba el equilibrio de poder, en un momento en que un poder ejecutivo agresivo confronta al Congreso y a los tribunales de maneras que, según los organizadores, son un descenso en dirección al autoritarismo en Estados Unidos.
Manifestaciones a nivel nacional
Los manifestantes llenaron Times Square en la ciudad de Nueva York, el Boston Common y el Grant Park en Chicago; y también se agruparon afuera de los capitolios estatales en Tennessee, Arizona e Indiana y en un tribunal en Billings, Montana, al igual que en cientos de espacios públicos más pequeños. Se tenían previstas más de 2,600 manifestaciones en el día.
Hubo consignas contra el fascismo, contra lo que llaman autoritarismo del presidente Trump, contra las redadas migratorias y la actuación del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE); y en favor de los derechos a manifestar, a la libertad de expresión, y a la defensa de la democracia.
Desde que regresó a la Casa Blanca, Trump ha adoptado una visión expansiva del poder presidencial, usando órdenes ejecutivas para bloquear fondos aprobados por el Congreso y desmantelar partes del gobierno federal, imponer aranceles a otros países y desplegar tropas de la Guardia Nacional en ciudades a pesar de las objeciones de los gobernadores estatales.
El presidente afirma que sus acciones son necesarias para reconstruir un país en crisis y ha desestimado las acusaciones de dictador o fascista, calificándolas de histéricas.
Sin embargo, sus críticos advierten que algunas de las medidas de la administración son inconstitucionales y representan una amenaza para la democracia estadounidense.





