*A pesar de la Veda.
Tapachula, Chiapas; 18 de Mayo de 2025.- En medio de un panorama económico complicado y con aumentos constantes en productos básicos como el pollo y la carne de res, los pescados y mariscos han logrado mantener su precio en los mercados de Tapachula, ofreciendo una alternativa accesible para los consumidores locales.
Ruth López, propietaria de la pescadería “Rosalinda”, señaló que productos como la mojarra se han mantenido en 100 Pesos desde el año pasado, al igual que la mayoría de los pescados y mariscos locales.
No obstante, advirtió que el camarón ha presentado un ligero incremento debido a su origen foráneo. No se produce aquí, viene de Sonora, El Salvador u Honduras, eso lo hace más vulnerable a los costos del transporte, explicó.
La comerciante también expresó su preocupación por una posible disminución en la producción local, especialmente la que proviene de Puerto Madero. “Si baja la pesca aquí, vamos a depender más del producto de fuera, y eso haría subir los precios en general”, advirtió.
Además del tema de suministro, las ventas han disminuido notablemente en las últimas semanas. Atribuye esta baja a factores como la crisis económica, los bajos salarios y, recientemente, la suspensión de clases. Cuando no hay clases, las madres no vienen al mercado. Todo está relacionado, la economía, los sueldos, afirmó.
“Uno de los factores más sensibles es el precio del combustible, que influye directamente en los costos de operación. Para traer mojarra desde criaderos en Tuxtla Gutiérrez, el río Grijalva o La Peñita, los proveedores deben hacer largos traslados. Si sube la gasolina, sube todo”, advirtió.
Por ello, hizo un llamado a las autoridades para que vigilen el precio del combustible y otros insumos clave a fin de evitar una escalada en los precios que afecte aún más el bolsillo de los consumidores. “Es una cadenita. Si algo sube, todo lo demás también”, concluyó.
La estabilidad actual en los precios de productos del mar en Tapachula es un respiro para muchas familias, pero también deja en evidencia la fragilidad del equilibrio entre producción local, costos de operación y consumo. Un entorno que, si no se cuida, podría cambiar rápidamente. EL ORBE/Nelson Bautista