*PASAN TONELADAS DE MERCANCÍA DE TODO TIPO POR EL RÍO SUCHIATE, SIN QUE NINGUNA AUTORIDAD FRENE A LOS CONTRABANDISTAS. *FLUYE EL CORONAVIRUS.
Tapachula, Chiapas; 30 de Junio del 2020.- El comercio ilegal de mercancías desde Centroamérica hacia Chiapas y viceversa, no se ha detenido, a pesar de que Guatemala mantiene cerradas sus fronteras.
Las personas dedicadas a esas actividades se han ido adecuando a las circunstancias, incluso a “legalizar” sus actividades.
Una de esas alternativas es que un empresario contrata a un grupo de mujeres mexicanas para que realice sus compras en tiendas departamentales ubicadas en Tapachula y llegan hasta la ciudad camiones de pasajeros vacíos procedente de Guatemala (de los llamados buses).
Las mujeres tienen que entregar sus recibos de compra, con sus nombres particulares y registro de contribuyentes. Llenan la unidad hasta el tope de mercancía y regresa a esa nación. Se desconoce por donde están pasando, de un lado a otro, pero son infinidad de ellos diarios.
La idea es que, si autoridades mexicanas los detienen, presentan los recibos y comprueban que son artículos adquiridos legalmente y por lo mismo no los pueden detener.
Si su paso hacia Guatemala es por el puente, demuestran que son hasta 20 personas las que adquirieron los productos y no rebasan los límites a los que tienen derecho introducir exentos de impuestos, donde el chofer y el camión reportan que solamente transportan y no son propietarios.
La compra en territorio mexicano les favorece por la paridad de la moneda de alrededor de 2.5 Pesos por cada Quetzal guatemalteco.
El evitar ese pago de impuestos, desde el momento de la compra, se ha convertido en un atractivo para los centroamericanos.
A cada una de las participantes se les entrega una lista con cantidades exactas, marcas y otras características de lo que van a comprar, además del dinero justo. El monto total de lo que lleva cada autobús por si rebasa la compra permitida por una sola persona.
Claudia Alonso, una mexicana contratada para la adquisición legal de las mercancías, dijo en entrevista para rotativo EL ORBE, que ellas solamente son contratadas para realizar las compras y que ellos vienen a traerlas, pero desconocen cuál es el mecanismo.
“No sabemos cómo lo están pasando en los buses. Nosotras sólo somos trabajadoras y cada quien hace su labor”, comentó al reconocer que el cierre de la frontera les ha afectado porque se ha reducido ese tipo de actividades.
“Ahora cuesta mucho más. Ahora hay que esperar mucho tiempo para que lleguen y eso nos ha perjudicado. Allá sigue cerrado todo”, indicó.
Mientras que otro sistema utilizado para el trasiego de mercancías, según Pedro Juárez, comerciante de Suchiate, es utilizar las balsas en Suchiate, donde la mercancía la entrega una persona en cualquiera de los dos lados, menciona el nombre del propietario y otro lo recibe al cruzar.
Unos utilizan fichas de colores o un artículo distintivo que debe ser identificado por el que reclama la mercancía, las cuales generalmente se guardan en bodegas ubicadas en el litoral del río Suchiate, que sirve referencia limítrofe entre las dos naciones.
No se sabe por dónde acceden los grandes cargamentos en camiones. Por ejemplo, apenas la semana pasada las autoridades federales mexicanas reconocieron que anualmente pasan por ese punto alrededor de un millón de cabezas de ganado de manera ilegal, pero no son detenidos.
Se tienen conocimiento que, de igual forma, pasa café, rambután, verduras, diversos tipos de futas, flores, mariscos, además de ropa, calzado, bisutería, medicinas, licores, cigarros, alimentos de la canasta básica, entre otros. EL ORBE/Ildefonso Ochoa Argüello