miércoles, enero 15, 2025
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JJOO 2024

Los Seis Mejores Momentos de México en París
Este domingo, se cerró el telón de los Juegos Olímpicos de París 2024. La justa veraniega dejó momentos que pasaron a los libros de historia, empezando por su inauguración; la cual rompió lo tradicional, al celebrarse en las calles parisinas, no en un estadio.
México vivió momentos que emocionaron. El sacrificio y corazón de las y los atletas dejó cinco medallas, superando la marca que se logró hace unos años, en Tokio. Un total de setenta y ocho metales a lo largo de la historia.

JJOO 2024
Estas son las seis mejores historias que dejó la delegación mexicana, este 2024, en el máximo evento deportivo.
*La medalla de plata del boxeador Marco Verde
«Amamos el barrio, pero los sueños están fuera de él», fueron las palabras del boxeador olímpico, Marco Verde, quien paralizó a todo México para presenciar el momento en el que se llevó una histórica presea de plata.
«Me sabe a muchísimo. Al final no me pude llevar la de oro. No pude cerrar con broche de oro. Aquí no se pudo, pero me voy contento», sentenció el sinaloense.
*La histórica participación del equipo de natación artística.
El equipo de natación artística consagró una histórica participación en los Juegos Olímpicos, pues México no formaba parte de esta disciplina desde hace veintiocho años.
Las ondinas, bajo el mando de Nuria Diosdado, cerraron con un total de 853.7932 puntos, quedándose con el séptimo lugar. China, Estados Unidos y España completaron el podio, respectivamente.
*La primera medalla de México en los Juegos Olímpicos de París
Las arqueras Alejandra Valencia, Ana Paula Vázquez y Ángela Ruiz lanzaron las flechas que le dieron a México su primera alegría, al conseguir una medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de París 2024. Un equipo histórico que mostró confianza desde el primer minuto.
«Angie aportó la juventud y la convicción. Ana Pau, el entusiasmo y la garra. Yo aporté la experiencia, ganas y confianza de que podíamos lograrlo», expresó Valencia, en exclusiva con EL UNIVERSAL Deportes.
*Alan Cleland, el surfero que conquistó a México.
Con tan sólo veintidós años, Alan Cleland convirtió a México en un país experto en el surf. El deportista, originario de Colima, se convirtió en el primer surfista de la delegación mexicana en unos Juegos Olímpicos.
*Osmar Olvera se convierte en doble medallista olímpico.
El Centro Acuático de París 2024 fue testigo de un hecho histórico para el deporte mexicano: Osmar Olvera se colgó la medalla de bronce en la prueba de trampolín de tres metros. No solo esto, días atrás, se consagró con la medalla de plata en clavados sincronizados, tras sellar una brillante participación junto con Juan Celaya.
Prisca Awiti se corona con la medalla de Plata.
De madre mexicana y padre keniano, Prisca Awiti conquistó la presea de plata en la categoría de los -63 kg femenil, durante los Juegos Olímpos de París.
La medalla, que consiguió Prisca, se convirtió en la presea olímpica número 75 en la historia de México. Un triunfo histórico que, días después, aumentó gracias a Osmar Olvera y Juan Celaya en clavados.
«Es un orgullo. Me siento feliz por mi mamá. Estoy muy orgullosa de representar a mi país, México», sentenció la judoca. Sun

El Remanso de las Olimpiadas
José Antonio Sánchez Cetina

JJOO 2024
Se terminan las olimpiadas como se termina una bola de queso: con melancolía. Por un par de semanas miramos a la gente más espectacularmente ágil del mundo y nosotros nos convertimos en un extraño sortilegio parasocial también en parte de sus hazañas. No se trata de una magia menor.
No sé tú, pero entre una justa olímpica y otra, reconozco que no sigo las competencias de clavados o tiro con arco. Cada vez entiendo y disfruto menos la liga de futbol mexicana y nunca he destacado por mi atletismo. No soy el único, como diría Lennon y, pese a todo, por un puñadito de días entendemos cuándo un clavado no logra la vertical y qué tan malo es salpicar agua. Estuve sentado con mi familia mirando la pantalla mientras me explicaban con detalle máximo cómo se lanza el martillo y la jabalina, cuán importante es una milésima de tiempo aunque no podamos describirla y cómo se marcan los puntos en los combates cuerpo a cuerpo.
Después se vuelve a lo de antes. De ahí la melancolía. Me recuerda mucho a los cumpleaños de mi infancia, cuando había que bajar a despedir a todo el mundo y luego subir a recoger la mesa, a guardar en una bolsita de plástico las velas que todavía aguantaban el próximo cumpleaños, acomodar las sillas del comedor en el silencio cotidiano que antecede a un lunes implacable. Así nos pasa ahora cualquier edad, mucho me temo. Somos criaturas de fiesta y de compañía.
Por eso las olimpiadas importan aunque no seamos tan aficionados y aunque no se hable de barras asimétricas en un buen tiempo. Todos están haciendo aguas. Eventos globales así pesan para bien en el corazón porque podemos compartir un pedazo de pan, un buen bistec y un pescado en la mesa mientras miramos a la gente haciendo acrobacias y probando que los humanos podemos competir y jugar poniendo todo el empeño en ello sin necesidad de herirnos realmente.
Tampoco somos ingenuos. En México sabemos cómo es este asunto de las olimpiadas y del mundial y de casi todo realmente.
Tenemos un optimismo casi religioso que se juega todas sus canicas en el milagro de la victoria contra todo pronóstico. Porque no encuentro otra explicación para pensar que se le puede vencer a equipos que han invertido recursos, tiempo, energía y tienen un sistema en marcha desde hace tiempo para formar atletas de todos los niveles. Un sistema donde se identifique a humanos con talento, y un montón de fuerza de voluntad. Ésos hay en todos lados.
No es que hayamos perdido la lotería genética y estemos destinados al infortunio. Lo que no sucede siempre es lo otro, un sistema de seguimiento y apoyo que garantice que quien se prepara como atleta profesional puede hacerlo comiendo bien y sin preocuparse por llegar a fin de mes. Uno donde haya funcionarios que no busquen doblar las reglas para asegurar el beneficio individual y sacrificando el progreso de jóvenes que no dejan de intentarlo. Uno donde las burlas y humillaciones no vengan de quien tiene un empleo en una organización pública cuya encomienda es apoyar atletas y buscar el mejor progreso deportivo que el país pueda alcanzar.
Tan acostumbrados estamos a que en México el éxito sucede pese al gobierno y no gracias al gobierno, que preferimos apostarle al garbanzo de a libra.
Y aunque no ganemos ningún oro y haya tantos deportes donde solo somos espectadores, uno mira en la televisión cómo se abrazan las familias mexicanas de deportistas y es imposible no abrazar a la propia con una alegría tibia y cercanita.
Ya después recogemos la mesa, pero hoy hubo motivos para discutir un clavado y sabernos vivos. Y partir una bola de queso. Sun

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