martes, abril 23, 2024
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ALFIL NEGRO

Regalo Navideño
Oscar D. Ballinas Lezama

En víspera de la Nochebuena, como otro regalo de navidad, el Gobierno Federal le sigue apretando el cinturón al pueblo y haciéndole añicos su precaria economía, adelantándole su ‘nochebuena’ con un aumento más al precio de la gasolina.
La Secretaría de Hacienda, que actualmente maneja el presidenciable Antonio Meade Kuribreña, ya había amenazado que en el 2017 se daría la liberación en el precio del hidrocarburo, el cual aumentaría cada semana a lo largo y ancho del país; se había previsto para el primero de Enero del 2018, sin embargo, parece que algo les obligó a adelantar el plan.
Meade Kuribreña, explicó en esa ocasión: ”la gasolina subirá cuando suban sus costos, bajará cuando se reduzcan sus costos; habrá ocasiones en donde suba y ocasiones en donde baje”. (¿¿¿???).
Ante un pueblo poco interesado por su suerte, el Secretario añadió: “Él aumento de la gasolina dependerá del entorno, pues en la medida en que se incrementen los costos, se reflejará en el precio, como funciona cualquier otro precio de la economía”.
Lo más paradójico del aumento en precios de las gasolinas y la energía eléctrica, es que luego Enrique Peña Nieto, presidente de este país, anunció con ‘bombos y platillos’ que era necesaria una reforma histórica a los artículos 27 y 28 Constitucional, argumentando que la reforma energética sería la panacea en este siglo XXI; sin embargo, hasta ahora esa reforma tiene en ‘jaque’ a la población azteca, porque las gasolinas son el motor que mueve la economía mexicana.
En Agosto del 2013, en la Ciudad de México el primer mandatario levantó la voz para pronunciar un mensaje que buscaba llenar de esperanzas a sus conciudadanos y expresó: ”México se encuentra ante una oportunidad histórica, el país tiene la posibilidad de emprender una reforma energética, capaz de transformar y elevar la calidad de vida de todos los mexicanos”, aseguró.
Encarrerado en su entusiasmo, el Presidente auguró: ”con esta reforma constitucional, las familias mexicanas podrán sentir en sus bolsillos los beneficios de que nuestra economía vuelva a crecer a mayores niveles, como no ha ocurrido en décadas”.
Alentado por los aplausos de sus funcionarios de primer y segundo nivel que invitó, el jerarca nacional juró y perjuró que si se llevaba a cabo esa reforma energética, bajaría el precio de la luz; sin embargo, el pueblo sigue sufriendo por los altos precios en ese producto y el servicio, sin que se vean los beneficios cacaraqueados para la población.
Peña Nieto mencionó en ese entonces, que el campo mexicano sería beneficiado con esta reforma, ya que tendría una mayor producción nacional de fertilizantes, con precios más accesibles; amén de que con ello no se privatizaría Pemex ni CFE, logrando que éstas empresas fueran de vanguardia, al menos ese era el objetivo, sin embargo, nadie puede negar que la reforma presidencial ha sido hasta ahora, un soberano fracaso que está llevando al pueblo a la peor crisis económica y política de su historia.
No obstante, parece ser que nadie quiere ver ni escuchar, por el contrario, sigue empeñados en afirmar que la reforma energética favorecerá una mayor inversión en el desarrollo tecnológico, creando fuentes de energía menos contaminantes y de bajo costo.
Finalmente, el ‘inquilino de Los Pinos’ afirmó que él ve la modernización del país, sin importar el costo que tenga: ”modernizar el sector eléctrico, garantiza el adecuado suministro de electricidad, lo más importante, es que el recibo de luz que pagan en los hogares y las pequeñas empresas de este país, sea más barato”; bien dicen que no hay peor sordo que el que no quiere oír, ni peor ciego que el que no quiere ver.
El caso es que, detrás de todo este palabrerío hueco de los discursos políticos, al pueblo de México ‘le sigue lloviendo sobre mojado’ con la violencia extrema, la corrupción cobijada por la impunidad, así como el abandono de los damnificados por los sismo de septiembre negro, quienes parece ser que’ les hicieron noche’ los recursos del Fonden y las millonarias donaciones de los Gobiernos extranjeros, artistas y deportistas famosos, así como una gran parte de la sociedad civil mexicana, entregaron para ayudar a los afectados.
Miguel Mancera, quien gobierna la Ciudad de México, les dio la ‘puntilla’ al manifestar públicamente que la reconstrucción va para largo, mínimo unos seis años; quien desee reconstruir lo dañado por los fenómenos naturales, tendrá que endrogarse con nuevos créditos, lo que muy pocos tendrán la oportunidad de obtenerlos, ya que los terremotos los dejaron con una mano atrás y otra adelante.

 

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