No todos los hombres malos pueden llegar a ser buenos, pero no hay ningún hombre bueno que no haya sido malo alguna vez.
San Agustín de Hipona
Patriotas o Patrioteros
Oscar D. Ballinas Lezama
Cientos de mexicanos se congregarán hoy por la noche en diversas plazas de la Ciudad de México, con el rostro pintado de los colores patrios; tocarán sonando tambores, tirarán cohetes y cantarán vivas cuando se anuncie el ‘grito de Dolores’, hasta que el pecho se les hinche de amor por este país de contrastes.
La música, los tamales, el tequila y el baile seguirán hasta el amanecer, hasta que el nuevo día les haga volver a la cruda realidad del México bronco, en el que la falta de fuentes de trabajo siguen aumentando los precios de todos los productos y servicios, ahorcando a millones de personas que nadan en la pobreza extrema sin encontrar, para su mal, un remedio.
Hoy por la noche, el macho mexicano volverá a demostrar que canta, grita, insulta y bebe tequila como cosaco para ‘celebrar’ un cuestionable amor al país que lo vio nacer, sin embargo, no a todos parece interesarles realmente la suerte del México de sus amores, de esta nación que se debate entre la violencia más terrible de su historia.
Mucha gente piensa que no hay nada qué festejar, sobre todo cuando los que han saqueado las arcas públicas han sido perdonados de antemano para que se vayan locos de contento con sus cargamentos, mientras los contribuyentes deberán seguir pagando la pesada cruz de los impuestos.
Será bueno preguntarnos hasta dónde debemos seguir festejando como patrioteros, el sacrificio de los hombres y mujeres de la independencia, quienes nunca soñaron dar su vida para que un grupúsculo de mafiosos en el poder siguieran esclavizando al pueblo de México, imponiéndoles toda clase de impuestos con el pretexto de que serían utilizados en beneficio de las clases más desprotegidas, sin embargo, esas millonarias sumas terminaron en el bolsillo o las cuentas bancarias de gobernantes, funcionarios públicos y hasta en el bolsillo de muchos ‘representantes populares’.
No se debe olvidar que patriota es quien verdaderamente ama a su país y lucha por lograr que sus habitantes mejoren sus condiciones de vida, pero no solamente un grupo de privilegiados señalados por el Presidente recién electo como los da la ‘mafia del poder’, a los que paradójicamente parece haberles perdonado sus pecados y gozarán del ‘borrón y cuenta nueva’.
Por otro lado, están los patrioteros alardeando de un falso patriotismo solamente por ponerse un sombrero de charro, cantar el cielito lindo, tomar tequila y pintarrajearse el rostro con los colores de la bandera mexicana; sin embargo, cuando se trata de trabajar o defender a su país y sus conciudadanos pisoteado por algún político sátrapa en el poder, se hacen de la vista gorda y permiten que la injusticia siga brillando en la tierra donde han dejado enterrado el ombligo.
Los patrioteros demuestran es espíritu al emborracharse y gritar ‘viva México’, alardeando de macho para atraer la atención y deja ver sus complejos cuando no tiene ni la más remota idea qué está festejando, debido a que desconoce la historia de la lucha independiente en la que murieron miles de hombres y mujeres por darnos un poco de libertad y dignidad.
Este mes septembrino es testigo de muchos males ocurridos a los mexicanos, sobre todo con las catástrofes naturales como los terremotos que han devastado muchas ciudades mexicanas y han provocado miles de muertes; para nadie es secreto que aunado a esas calamidades, han estado los abusos y el robo que cometieron muchos gobernantes y funcionarios públicos de los tres niveles de Gobierno, que sin importarles el dolor de la tragedia humana se quedaron con miles de millones de Pesos de las donaciones nacionales e internacionales que correspondían a los damnificados.
Los depredadores gubernamentales han venido existiendo en toda la historia de este México lindo y querido, sin embargo, en los seis últimos sexenios, se destacaron por su enorme ambición y cara dura para robar los recursos de los damnificados y de toda la gente que alguna vez confió en ellos en las urnas.
La campana de Dolores y las demás que hoy por la noche piensan redoblar para recordar aquel llamado de Miguel Hidalgo, deberían de avergonzar a quienes jalarán los badajos de esas campanas que no sonarán a gloria, ni tendrán el espíritu revolucionario, porque la mayoría de esos gobernantes se convirtieron en verdugos del pueblo; aún así, amable lector, ¿cree usted que hay algo para celebrar?
Los héroes de la patria iniciaron un movimiento revolucionario para ayudar al pueblo mexicano, pero ese sacrificio terminó sirviendo para enriquecer a un puñado de bandoleros que tienen a más de 70 millones de mexicanos sufriendo la pobreza y la injusticia más infame de su historia.
¡Viva México y sus emperadores!