viernes, abril 26, 2024
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ALFIL NEGRO

Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra las huestes espirituales de maldad en las regiones celestes (Efesios 6:12).

Atracan los Maras, Crean Zozobra en la Región
Oscar D. Ballinas Lezama

La lucha del bien contra el mal sigue dándose cada día en nuestro maltrecho planeta, el terror está afligiendo a hombres y mujeres que han sido llevados a un laberinto de violencia; nadie parece encontrar una salida en la que no se encuentren con la ira del dragón de mil cabezas.
Los estudiosos de la historia y el libro de libros (Biblia), aseguran que la perversión y depravación que actualmente se vive en este mundo ha superado por mucho a la que se dio en Sodoma y Gomorra, afirmando que lo escrito se viene cumpliendo al pie de la letra.
Reconocen que la ola de maldad que está ahogando a las actuales generaciones de humanos tiene un origen diabólico y es por ello que la humanidad no podrá detener la corrupción, los crímenes, secuestros, asaltos y la diversidad de delitos que aumentan cada día a lo largo y ancho del planeta tierra.
Los políticos han tratado de encontrarle la punta al hilo de la madeja, lo han hecho creando cientos de leyes, reglamentos y bandos de buen gobierno, lo han intentado endureciendo los preceptos legales, buscando con ello crear temor en el corazón de los malos y con ello, convencerlos de que llegó la hora de portarse bien, porque el horno no está para bollos en una sociedad harta de sufrir tanta violencia.
Sin embargo, ante la falta de fuentes de trabajo, millones de personas están de cara al muro del hambre; por otro lado, aún no se derogan las leyes injustas que están al servicio del más fuerte por su dinero o posición política; las enfermedades incurables siguen aumentando, al igual que la irresponsabilidad de quienes atienden los servicios públicos, así como la insensibilidad y deshumanización de los propietarios de clínicas o consultorios privados, que anteponen el dinero a la salud y la vida misma de los pacientes.
Los ciudadanos de clase baja y media, que son la gran mayoría, se encuentran en estado de indefensión en una sociedad en la que cada quien se rasca con sus propias uñas, una generación que no sabe en qué momento perdió el camino de la generosidad, la misericordia y el amor a sus semejantes.
Hasta hace unas cinco décadas en México, los padres de familia y maestros hacían equipo para preparar como buenos ciudadanos a los niños y jóvenes de esa época, sin embargo, con la modernidad y la era cibernética, aunado a los políticos corruptos que abrieron la puerta de par en par a la delincuencia, esta nación empezó a sufrir el lloro y crujir de dientes.
Actualmente, los habitantes de este país esperan ansiosos el cambio prometido, ahora, por los que abanderan la llamada cuarta transformación; la gente ya no tiene para dónde hacerse y no les ha quedado más que pedirle a Dios que las cosas mejoren, porque nadie quiere heredar a sus hijos y nietos un mundo lleno de maldad, con el agua, la tierra y el aire podridos por la contaminación.
Los analistas políticos coinciden que con la llegada del nuevo Gobierno en México, se ha destapado la caja de Pandora y una cloaca pestilente de corrupción tenía invadido casi todos los sectores del Gobierno, tales como el IMSS, ISSSTE, Pemex, CFE, por mencionar algunos lugares en los que están encontrando “lodo”, hasta para tirar para arriba.
El problema en la frontera del sur de México es que no solamente no hay fuentes de trabajo para atender a su población, que por décadas ha sufrido la marginación y el olvido de un Gobierno Federal centralista, sino que ahora los soconusquenses también deben luchar contra una inseguridad espantosa, la que nadie duda ha crecido desde la creación del ‘Infiernito’, un Centro de Alta Seguridad en Villa Comaltitlán, en donde la Federación mantiene presos a los más peligrosos reos del país.
Como era de esperarse estos reclusos atrajeron a sus familiares y posiblemente a quienes formaban sus grupos delictivos, que al no encontrar trabajo en la región, pudieran haber decidido dedicarse a actividades ilícitas que les permitan sobrevivir en un lugar al que están convirtiendo en tierra de nadie.
Por si fuera poco, este año se abrieron las puertas de la frontera sur para dar paso a los migrantes indocumentados, muchos de los cuales formaban parte de las clicas o pandillas muy peligrosas en sus países de origen; ahora se han diseminado por todo el Soconusco y la policía no tiene ningún control sobre ellos, lo que mantiene con miedo e incertidumbre a la gente.
Se espera que las altas autoridades tomen cartas en el asunto y den todo su apoyo a los soconusquenses, quienes exigen la intervención de los militares en forma permanente, ya que no parece haber otra solución a este problema que pone en riesgo la vida de todos los que habitan esta región. Solo nos queda Dios, pero muchos ni eso creen.

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