¡Anarquía Migrante!
Darinel Zacarías
¡Y cómo huir cuando no quedan islas para naufragar!
Joaquín Sabina
Una alerta encendió ya, una crisis humanitaria en la frontera sur de México. La nueva política migratoria de México es vista por los centroamericanos como su puente de salvación y de libre caminar.
Con ello, el éxodo humano parece no dar tregua. Una estación migratoria en Tapachula que mantenía hacinados a más de tres mil migrantes.
Es decir, rebasada en capacidad, pues este inmueble fue construido para albergar a mil migrantes nada más.
Este jueves, la sobrepoblación, combinada con el calor de Tapachula comenzó a causar estragos. Centenares de migrantes armaron tremendo zafarrancho, rompieron candados y causaron destrozos.
Motivamos por la desesperación, la hacinación, los problemas de supuesto maltrato que van desde su alimentación hasta su salud.
Los reportes arrojaron 1200 migrantes fugados. Según el Instituto Nacional de Migración, recapturaron a 600.
Tapachula es ya un paraíso migrante. Miles de cubanos, haitianos, salvadoreños, hondureños y africanos se encuentran en espera de un salvoconducto o una visa humanitaria para continuar su viaje hacia Estados Unidos.
O quizás para quedarse a trabajar en México, todos ellos, forman ya una población flotante en la frontera sur. Pese a que migración diga que se han deportado más de 15 mil en el mes de Abril.
La estadística muestra una cruda realidad, son más de 500 mil migrantes que han entrado de manera violenta e ilegal a territorio mexicano. En el 2018 se habló de 9 caravanas. En este 2019, van 7 caravanas. Y para el 30 de Abril se anuncia una más.
El quinto visitador Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), Edgar Corzo Sosa, visitó la Estación Migratoria Siglo XXl en Tapachula, confirmó y comprobó la sobrepoblación de extranjeros y la manera inhumana en la que permanecen hacinados los migrantes. Sin embargo, todo quedó en mera visita de cortesía.
Pese a las denuncias de supuesta corrupción en los temas de regularización migratoria y los jugosos negocios que ello arrojaba. El INAMI decidió cerrar desde el 20 de Marzo sus oficinas encargadas de realizar estos trámites.
El argumento fue que no existían las condiciones ni garantías de seguridad para que los agentes de migración realizan las tareas. El aviso a la letra decía ¡Oficinas cerradas, hasta nuevo aviso!
Y eso vino a agudizar más la crisis migratoria. Constantes amotinamientos, denuncias de supuestos gestores que se dedican a engañar y timar a indocumentados. La improvisación de otra estación migrante para corregir la sobrepoblación, sin embargo hasta ahora nada detiene el problema migratorio y las alertas que ello trae.
Inseguridad, enfermedades, delincuencia son principales focos rojos que crean zozobra entre la población de la frontera sur. Y si a eso le agrega amable lector que INAMI mandó cerrar cincos estaciones migratorias: Acapulco, Morelia, Nogales, Reynosa y Tuxpan, el problema agrava.
Y ante eso, el presidente de EU, Donald Trump, ya amenazó que si México no frena la migración -dijo- “Vamos a imponer aranceles a México y a sus productos, en particular a los automóviles (…) Si eso no detiene las drogas, entonces vamos a cerrar la frontera”.
Sin embargo, considero que la crisis migratoria no es atribuible ni a la Delegada de Migración ni a los Alcaldes de la región ni al Gobierno del Estado, es un asunto de polleros, de una bien organizada banda internacional de traficantes de humanos y de presión política hacia México.
Entre la criminalización y las amenazas de Trump, hoy la frontera sur vive una de sus peores crisis migrante. Miles de indocumentados viven un calvario, y México, un trance diplomático.
