Sabotaje.
Diego Victorio
Lo situaban como el asesor más cercano al extinto Óscar Gurría Penagos.
Otros lo ubicaban como el consorte de Palacio.
Yo lo pude definir perfectamente, más de una ocasión, como el alter ego del finado exedil de Tapachula, Óscar Gurría.
César Antonio García Jiménez, se asumía un caballo de Troya, pero, una fuente palaciega lo dibuja en su justa dimensión: un intrigoso “correchepe” que capitalizaba los “chismes” intramuros para fines personales.
Mi interlocutor relata, con evidencias, un amplio expediente de las constantes manipulaciones de García Jiménez al finado Gurría, la más escandalosa es el golpe trapero al entonces director del Comité de Agua y Alcantarillado de Tapachula (Coapatap), Luis Eduardo Guízar Cárdenas.
García Jiménez, a quien mi informante lo describe como un modesto optometrista pero contumaz en el arte del embuste, saboteó el proceso del inocente Guízar Cárdenas, para quedarse él con la posición: la Dirección General de Comité.
Un armador de anteojos encargado de que el vital líquido llegara a los hogares de la ciudad, con razón nunca llegó.
La narrativa de mi fuente no es nada generosa con César, pues, explica que, García fue el artífice de que Coapatap agonice.
Hizo del organismo su fortaleza, en el sentido amplio de la palabra.
Tras el deceso de Óscar Gurría, por lógica, César Antonio era insostenible en el organigrama, desde cualquier prisma que lo vea.
Antes de presentar su renuncia consumó lo que tiene pinta de una “chicanada”, diseñó, imprimió y distribuyó los recibos del organismo por consumo de agua con propaganda de la presidenta municipal Rosa Irene Urbina Castañeda.
La crítica dadivosa con César replica que el exfuncionario cometió esa torpeza para lisonjear a la Alcaldesa.
Los espléndidos con García Jiménez creen que lo hizo para agradar, o cómo se dice coloquialmente, quiso hacerse el “barbero”.
Pero consultando a fuentes que me confiesan otros datos respecto al comportamiento azaroso y la cercanía de César García con la viuda del fallecido Gurría, la intención del exfuncionario era causar menoscabo en la imagen de Rosa Urbina.
Teoría que se fundamenta en el entendido de que Laura García Arjona, es, ahora, la principal detractora del Gobierno de Rosa Irene Urbina Castañeda y, que, como cualquier adversario político vencido, busca venganza.
Investigando a fondo, tengo información de que fue la administración de García la que ordenó el pago a la imprenta que se encargó del tiraje de los miles de recibos, aclaro tal situación porque en el contraste de versiones intentan culpar al recién nombrado director general del Coapatap, Wilder Martínez.
La estratagema presuntamente confeccionada por terceros a través de César García, logró su cometido, pero también podría generar un efecto boomerang.
Desde el fin de semana, las redes sociales hicieron escarnio del tema, claro, acusando a Urbina Castañeda con apelativos e improperios.
El caldo de cultivo está dado para que Urbina Castañeda vire de juzgada a juzgadora.
Sí, es inminente que el Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana (IEPC), proceda contra la Alcaldesa por promoción personalizada.
Urbina, en su exposición de motivos, presentará pruebas que, seguramente, por su contundencia llevará a la autoridad hasta el verdadero autor intelectual.
Es decir, la presunta faena de César García y cómplices quedará al descubierto.
Pero la defensa no terminaría ahí. El organismo encargado de suministrar el vital líquido en la ciudad está siendo auditado y, el proceso de entrega recepción aún está en ciernes, por pereza administrativa de César García.
César García se autocomploteó al aparecer en la palestra, justo cuando su paso por el Coapatap está siendo revisado por la Auditoría Superior del Estado.
Los resultados que arroje el peritaje de la auditoría forense definirá en su esencia al personaje que, hoy, es el principal sospechoso y mañana, quizá, el presunto culpable. Al Tiempo.
Comentarios Atrincherados.
*Llama poderosamente mi atención que un grupo de “críticos” guarda un sospechoso silencio en torno al caso de César García Jiménez.
¿Son los que le guardan una lealtad, tributo y hasta cierta genuflexión a la viuda de Gurría?
Es el silencio cómplice.
*Mañana abundaré sobre la propuesta del Jefe del Ejecutivo de posponer tres meses el proceso electoral local.
Una reforma a la Ley que tiene como objetivo un ahorro presupuestario, pero, de acuerdo a mi óptica, hay veredas tácitas que pueden ser aprovechadas por los más astutos. Hasta pronto.
