“Todos tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora” (Eclesiastés 3:1)
No la Chiflen, que es Cantada
Oscar D. Ballinas Lezama
Iniciamos el año del búfalo con la ilusión de que sea mejor que el de la rata; hemos dejado atrás 365 días que no solo nos trajeron muerte, violencia y pobreza, sino que han puesto a la humanidad al filo de la navaja al llenarlo de miedo y desesperanza.
En México estamos en la víspera de efectuarse nuevas elecciones para encontrar las mejores opciones entre mujeres y hombres que puedan representarnos; muchos de ellos han levantado la mano buscando ocupar los diversos cargos públicos y de representación popular.
Ante la diversidad de partidos políticos que existen, con la creación de varios más en los últimos meses del ‘año de los muertos’, se abre un abanico para que la sociedad tan golpeada por la pandemia, la pobreza y la violencia, haga un último esfuerzo tratando de recomponer su presente y su futuro.
El último desencanto político que está teniendo el pueblo bueno y sabio de este país, lo ha metido en un laberinto de dudas para distinguir la verdad de la mentira entre los que juran y perjuran traer una especie de varita mágica, con la que pretenden encontrar la panacea a los todos los males habidos y por haber en territorio mexicano, solo buscan una oportunidad de llegar a ocupar dichos cargos políticos para demostrar que como ‘roncan duermen’.
Para nadie es secreto que los que pretenden ser nuevos mesías de las entidades, municipios, en los escaños de los Congresos estatales y federales, tendrán que nadar a contra corriente en los ríos sociales de las equivocaciones, abusos y actos de presunta corrupción de quienes les anteceden y han creado, hasta ahora, un ambiente con tufo a la desconfianza de siempre.
El pueblo bueno y sabio de la nación azteca tiene el pulso político y sabe que el horno no está para bollos; más de 130 millones de habitantes sufren en su mayoría de pobreza extrema, así como una violencia que espanta, amén de la diversidad de pestes convertidas en pandemias que los han puesto contra la pared, provocando en cada ciudadano la desconfianza de continuar inmerso en un presente y un futuro incierto.
Iniciamos un nuevo año en medio de recuerdos tristes y amargos, más de 140 mil muertos (según números oficiales, la vox populi asegura tener otros datos que multiplican a los difuntos por tres veces esa cantidad) por la pandemia, sumándole los fallecidos bajo el fuego de los secuestros, feminicidios, asaltos violentos generados por la inseguridad y el inframundo mundo del narcotráfico, es razón suficiente para no echar las campanas al vuelo, por mucho que el Gobierno en turno nos chifle una canción que todos sabemos que es cantada.
Las crisis sanitaria y económica serán los retos a vencer en este año del búfalo, aún con la cacaraqueada aparición milagrosa de una serie de vacunas creadas por la mafia de los laboratorios que como buitres pelean la venta de un antídoto hecho al vapor, el cual afirman los científicos y expertos en salud, no son de toda la confianza y que están siendo usados como experimentos en la población mundial a la que han tomado como conejillos de indias; lo importante es vender el menjurje, ganar miles de millones de Pesos que les pagan los Gobiernos del dinero de los impuestos de sus habitantes, los resultados ‘ahí lo que Dios diga’.
Al menos esa es la opinión que tiene un gran número de personas, sobre todo los científicos que han dejado en claro que ellos, ni de locos se dejarán vacunar un antídoto que está en proceso de investigación, sin embargo, la desesperación de la gente llena de temor a morir los ha predispuestos a no esperar y jugar la ‘ruleta rusa’ vacunándose.
Ante esta incertidumbre de mucha gente, sería saludable que los Gobiernos pusieran las cartas sobre la mesas y explicaran ante la comunidad científica (no las de gobierno) los pro y los contra de un antídoto en vía de experimento (no hay que olvidar que esta carrera de crear una cura maravillosa contra el Covid-19, al menos 10 laboratorios han anunciado tener ‘lista’ esa cura, lo que se antoja muy raro, no cree usted).
Las sospechas deben ser desvanecidas sobre el misterio de posibles daños colaterales, que envuelve a las vacunas que hoy han aparecido por montones para ser vendidas a los Gobiernos y ser aplicadas como medidas sanitarias, cuyo objetivo es impedir más contagios de Covid; son momentos de darle confianza a la gente; los mandatarios deberían poner el ejemplo y ser ellos los primeros en aplicárselas, de igual manera las autoridades de salud, los Senadores, Diputados que han dado ‘luz verde’ para la aplicación de esta posible cura milagrosa; sin embargo, ni el cubrebocas quieren usar.
Algunos mandatarios dicen barbaridades: Donaldo Trump, aconsejaba tomar cloro; Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, dice que la vacuna fabricada por Pfizer podría convertir a la gente en cocodrilos, que a las mujeres les salga barba y que los hombres hablen con voces afeminadas, y grita a los cuatro vientos que él (Bolsonaro) no se pondrá esa vacuna. (¿?)