jueves, abril 18, 2024
spot_img

ALFIL NEGRO

“A la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad” (Mateo 23:28)

¡Ya Basta, Despertemos!
Oscar D. Ballinas Lezama

“Somos descendencia de bisabuelas robadas, de abuelas maltratadas, de madres violadas; somos descendencia de la indiferencia de un México egoísta que evade protestas”, dijo, Emily Rivera, en la marcha que hicieron ayer decenas de estudiantes de medicina de la Universidad Autónoma de Chiapas, por la violación y asesinato de su compañera Mariana ‘N’.
Un centenar de estudiantes unachenses caminaron por las calles de Tapachula, con el corazón roto por la muerte de compañera Mariana ‘N’, una estudiante de medicina que hacía su servicio social en el municipio de Ocosingo, en donde fue ultrajada y masacrada por sus verdugos; frente a un altar improvisado con veladoras y flores había una manta que rezaba: “Tu voz está en cada uno de nuestros gritos de lucha, hasta hacerte justicia Mariana”.
Algunos compañeros de la hoy occisa, hicieron uso de la palabra para recordarla y protestar por la omisión de las autoridades de la Unach, especialmente contra la directora de la Facultad de Medicina Humana, Ana María Flores, acusándola de ser una funcionaria insensible que no hizo nada por ayudar a Mariana (la estudiante presuntamente asesinada, aunque ahora las autoridades manejan que pudo haber sido suicidio). Nadie le ayudó cuando la hoy occisa denunció la violación tumultuaria de la que fue objeto en la comunidad rural de la selva chiapaneca, donde fue enviada a hacer su servicio social como médico, apuntaron los denunciantes.
Ahí, frente a una fotografía de Mariana, las rosas rojas y amarillas, las veladoras encendidas, la frustración y el coraje de los estudiantes unachenses, Emily Rivera siguió con su arenga, ”somos maleficio para quienes creen que las mujeres no existimos más que para el sexo, que nuestras muertes son gajes del oficio; tantas historias repetidas y tantos sordos con la boca abierta, cantando solamente a sus notas sin pensar en nuestras muertas”, manifestó con voz entrecortada por el llanto y llena de digna furia la estudiante de medicina del Campus IV Tapachula.
“Tantas lágrimas caídas, tanta sangre derramada de nuestras hermanas muertas, de nuestras niñas violadas; mujeres que se sientan a comer en la misma mesa que quienes abusaron de ellas a los 4 años de su inocencia”.
Dueña de la palabra frente al altar de Mariana, apuntó: “Necesitamos ser escuchadas; no ven que nos aterra el pensar que llegue el día en que nuestra madre sea quien grite desesperada en las calles nuestro nombre, ¿qué más tenemos que pintar?, ¿qué más tenemos que quemar para que sientan lo que nosotras sentimos, para que piensen lo que nosotras pensamos?”.
Con el alma compungida y los ojos bañados por las lágrimas causadas por el dolor y la impotencia de sobrevivir en una sociedad insensible, de autoridades incapaces de hacer bien su trabajo, Emily Rivera siguió desgranando sus dignas palabras, ”..el miedo invade mis días, al saber que puedo dejar de llegar a casa, de saludar a mi padre con un beso y de ver a mi madre en la cara; tener que anotar siempre el número del taxi, acordarme de los lunares de quién puede ser quien me deje en un puente tirada, violada y asesinada, es terrible”, enfatizó.
“Somos hermanas de las muertas, las amigas de las desaparecidas, las hijas de las madres a quienes les arrebatan la vida: Somos Fátima, somos Ingrid, somos Jessi, somos Eli, somos Michelle, hoy somos Mariana; mañana…mañana puede que sea nuestro nombre el que esté en las pancartas. ¡¡Unach responde!!, es por la conciencia de la necesidad de servir, no de la necesidad de matar”, concluyó diciendo en medio de aplausos la estudiante de medicina en Tapachula, Emily Rivera.
“¡Mariana, hoy ese terror, esa rabia y esa impotencia nos da fuerza para exigir justicia por ti, como dueles¡”, se leía en otra cartulina pintada por uno de los estudiantes con voz protestataria; Álvaro Aguilar, alumno de la facultad de Medicina, expresó: ”ahora las autoridades de la Unach están victimizando a los estudiantes de medicina, sin embargo, no les dan el apoyo para realizar su servicio social, en Chiapas la Unach no otorga becas a los estudiantes que hacen su servicio social en medicina, cada uno tiene que rascarse con sus propias uñas, hay mucha indiferencia institucional”, denunció el joven universitario.
Esta rebelión de los estudiantes en Chiapas se ha venido haciendo en contra de diferentes directores de instituciones educativas, este año se volvieron a denunciar los abusos de Nancy Leticia Hernández, en la Dirección del Cobach; Rodolfo Calvo Fonseca, en la Unicach, y este mismo mes de Enero que concluyó ayer, Ana María Flores, directora de la Facultad de Medicina en Tuxtla Gutiérrez.
Estos personajes han sido constantemente denunciados por estudiantes y trabajadores de las dependencias educativas que lideran, los acusan de abusos de autoridad, presuntos actos de corrupción, ineficiencia y falta de empatía; sin embargo, han sido sostenidos contra viento y marea, ¿hasta cuándo?, se pregunta la sociedad chiapaneca.
Por cierto, en el acto protestatario de los estudiantes ayer por la mañana en Tapachula, no se vio un solo político de los que juran y perjuran que aman y pertenecen al pueblo, brillaron por su ausencia.

RELATED ARTICLES
spot_img

EL ORBE AL MOMENTO:

- Advertisment -

MAS Popular

- Advertisment -