Enrique Beas
Es cierto, es un mal del comunicador inflar a ciertos jugadores cuando hacen un par de goles, debutan con algunas buenas fachas o ganan trofeos infantiles y juveniles. Hasta medallas olímpicas. México es cuna de los «casi ya merito» grandes jugadores.
Se tienen prospectos a cuentagotas, que reciben todos nuestros escaparates para catapultar la idea, la esperanza, y sembrar los análisis de un futuro promisorio. En pocas palabras, llevamos ya varios años cosechando la idea de que la exportación de jugadores jóvenes -o relativamente jóvenes- mexicanos ayudará al crecimiento de nuestro futbol, de nuestra Selección, y con esa bandera en la que nos envolvemos todos, le ponemos una carga a cada futbolista que sale a probar suerte.
El retorno, con el fracaso, es cada vez más constante. No hemos encontrado la fórmula ni la narrativa para empoderar a jugadores con pocos minutos, pocos goles, poca relevancia, en el gran futbol del planeta. Clubes de desarrollo que dan oportunidades para completar el proceso. En el caso del Bebote, Santi Giménez, después de generar alta expectativa, de no ganarse nunca un lugar consolidado como titular en Cruz Azul, pero ser ayuda para la obtención de la novena estrella de La Máquina, ha ganado cierto cartel que lo pone cerca del Mundial de Qatar, aunque el Tata Martino prefiera en ese puesto a Rogelio Funes Mori.
El punto es que el jugador se irá a Países Bajos a un club que le brindará minutos y cumplir esa meta que hoy es obligada para la trascendencia del futbolista nacional: jugar en Europa. Si en poco tiempo logra conectar y tener gol, el delantero seguro podrá vivir un cuento de hadas que ni se imaginaba hace un año.
Con el caso ya constante de Raúl Jiménez, la mala fortuna de Henry Martín y luego las malas y prolongadas rachas de Funes Mori, ante el veto al Chícharo, la caída de José Juan Macías (quien justo creyó que lograría ese paso en Europa), el buen Santi podría ser el futuro. Ojalá que no le pase lo mismo que a la mayoría de los últimos que han probado suerte y que ya ni siquiera en equipos de desarrollo, sin las grandes presiones, terminan regresando pronto a un equipo regiomontano o a la Major League Soccer. Que de eso abundan, estos días, las historias de nuestros jugadores promesa.
¡Bienvenidos, bienvenidos! Al futuro de Santi Giménez. Sun





