* Ninguna Autoridad Busca Brindarles Apoyos.
Tapachula, Chiapas; 29 de Abril.- En completa indefensión se encuentran los vendedores de chicles, que en su mayoría son de origen guatemalteco, y algunos otros, indígenas chiapanecos, denunció la psicóloga Helena Ballesteros Solís.
Dijo que ni el DIF municipal ni regional, menos los organismos de Derechos Humanos se han preocupado por brindar protección a esos menores, niñas, niños y adolescentes que es común verlos en el parque central, así como otros que deambulan por las calles de la ciudad para ofrecer sus productos tanto en bares como centros botaneros.
También puede verse a hombres y mujeres, éstas últimas totalmente vulnerables, además de andar cargando a sus bebés en los brazos o en la espalda, con tal de ganarse unos pesos para poder subsistir.
Se sabe que estas personas con tal de ahorrarse unos pesos, viven hacinadas en cuartos de alquiler ubicados en las cercanías del centro de la ciudad, principalmente por el rumbo de donde era la colonia Obrera.
Oficialmente no se sabe quiénes son los patrones de esas personas también conocidas como “canguritos”, cuánto les pagan por jornadas extenuantes de hasta 14 horas, mientras que otros realizan su actividad durante de las noches.
Estas personas son marginadas de los servicios de salud, viven discriminación por su condición de indígenas y migrantes, además de que sufren vejación por parte de las autoridades municipales, indicó.
Los “canguritos” empezaron a verse en la capital del Estado, pero poco a poco su presencia se fue expandiendo a toda la entidad y Tapachula no ha sido la excepción, donde es un buen número de vendedores de dulces, chicles y cigarros, de los que no se sabe su número exacto. EL ORBE/Rodolfo Hernández González