Piel Morena, Tapachulteca, Bronceada Como Granada Madura
Tu piel era un universo tropical, de cacao y de café; piel camino, piel de sueños, de bronce,diluvio que forma caminos en calles empedradas, estrechas… Luego te llevaste la piel.
(Piel de Tapachula por Gumasat)
Traigo en Ríos del Sur algo de poesía, canto, leyenda e historia para abrevar la chispa de amor por México, y por un Tapachula que junto con sus hermanos Soconusquenses nos adhirieron a este gran y hermoso país: México.
Con el revuelo de las Fiestas Patrias, de las luchas intestinas de los partidos y los poderes, y de los cuetes, que ya no sabemos de dónde salen y sin son de fiesta o de guerra, los mexicanos no sabemos si todavía celebrar.
La icónica Estela 5 de Izapa, que por cierto, ¿dónde está la original?,el Museo del Soconusco cerrado está, lo enmudecieron, prestaron la pieza en 2022 para una exposición en New York, pero bueno, no hay claridad, al parecer en el Museo de Antropología e Historia en CDMX, pero, siendo la pieza arqueológica de mayor trascendencia de los primeros pobladores de estas tierras, debería ser también la base conceptual y demográfica del Soconusco, porque en ella el inicio y el fin, como el Génesis y el Apocalipsis de la Biblia, se relata.
Debería haber muchas copias de esta hermosa obra y debiera ser objeto de conferencias, canciones, cortometrajes y desarrollos turísticos, pero eso no aparece en el mapa de los partidos políticos. En fin.
Hace Falta más Tapachula, más Tápate Chula, más Tierra Anegadiza, más Perla.
LonchSantizo, joven artista tapachulteco que ha llevado el nombre y la cultura nuestra a varios países, que vive en España y no niega sus raíces, canta: “Tapachula eres la perla del cielo, hueles a tierra mojada en cafetales inmensos, Tapachula fuiste mi cuna, eres la piel donde duermen todos mis bellos recuerdos, recuerdo por tardes en casa de los abuelos, nos reuníamos con el café con pan, palabras de alegría aunque hubiese tristeza, no importaba todo era felicidad”.
Estoy segura que sí, en el rincón más escondido de todo mexicano hay tres colores y un símbolo del águila cobriza devorando la serpiente prieta. Hay un nopal como el nicho de ese ave bravía y decidida, está ese ícono de fuerza y triunfo, está la garra que aprisiona, el pico que desgarra y la mirada fija de un alma indomable, ¡ese es el mexicano!
La Poesía de Gumasat, Piel de Tapachula, es hermosa y describe realidades como las añoranzas del Tapachula que se nos fue. De la belleza que hemos destruido o dejado destruir, de serenidad y armonía que parece algo de ayer.
Pasarán el grito y la algarabía, pasarán partidos y alianzas políticas, unas cuantas familias se beneficiarán y sus rémoras también. Pero, ¿qué diremos cada uno al encontrarnos con la memoria familiar y colectiva? Si continúa ese letargo social, si solo sometemos al mejor postor el voto y el aplauso, poco dejaremos a nuestro paso en estas hermosas tierras que merecen mejores hijos.
Hay quienes no piden hacer negocio con los que ganaron en las elecciones, sino que al menos se dediquen a procurarnos paz, que nos dejen trabajar, y que den las condiciones de servicios públicos. Esas ideas he escuchado en pescadores de Puerto Madero, en comerciantes, en campesinos, en maestros y hasta en gente dedicada al arte.
“Queda el desvelo, largo como castigo de niño, queda la madrugada desgastada a besos, la noche repleta de rotos sueños, vacía saciedad de hastío. (Gumasat)
Quizá para muchos migrar es el destino, quizá para otros voltear la mirada hacia el otro lado, será la mejor excusa, sólo algunos cuantos se convertirán en actores y factores de cambio, como algunos loados en las fiestas patrias. Otros abrirán caminos en otros lugares para no olvidar el origen como dice Lonch:
“Y en navidad los cuetes al tronar, ahí va la rama, cantando la lalaoo… Tapachula, ¿Qué ha sido de ti? ¿Cuánta lluvia me ha llorado desde el día que me fui? “
Tapachula, el paso inolvidable de cientos de miles de seres, sobrevivirá mientras haya quienes le amen, quienes le abracen; al igual que México, que ha surgido de crisis devastadoras y de azotes naturales, e incluso la serie de amores, lealtades y complicidades de quienes han estado en el poder se ha conformado en un pueblo resistente, temperamental pero también noble, con una disposición a vivir la vida sin miedo al ardor y picor de sus salsas, a no rajarse aunque se ampollen manos y pies.
En cualquier latitud donde un mexicano llegue le acompaña una picardía y energía que siempre es admirada y reconocida, y como nuestros antepasados originales, que desarrollaron un espíritu nómada, todo mexicano en otro país, reafirmará que ¡como México no hay dos!