Y los hombres se quemaron con el gran calor del sol, y blasfemaron el nombre de Dios, y no se arrepintieron para darle gloria (Apocalipsis 16:8-9)
Dios nos Libre
Oscar D. Ballinas Lezama
Debido a la contaminación criminal de los seres humanos sobre el planeta, el calentamiento global parece ya no tener vuelta atrás, si los pueblos y sus Gobiernos no deciden dar prioridad al esfuerzo para frenar este desastre mundial.
Empecinados en darle solución a los problemas económicos y políticos, los gobernantes de todas las naciones, y en especial los de primer mundo, han cerrado los ojos y puesto oídos sordos al clamor de la naturaleza, que sigue enviando señales de focos rojos.
Las fábricas siguen produciendo el humo y material tóxico, las personas tiran basura en los mantos freáticos, sobre todo en ríos y mares en donde casi han envenenado todas las plantas y los peces; están cometiendo un crimen de lesa humanidad, dejando una herencia de muerte a las nuevas generaciones de humanos.
Tiene rato que ha iniciado la cuenta regresiva para los habitantes de este planeta azul, el cumplimiento de las profecías ya se está dando con el inicio de acontecimientos catastróficos; científicos y religiosos coinciden en que el escenario mundial ya está al filo de la navaja.
Pareciera que la mayor parte de la humanidad se encuentra dormida ya que parece no darse cuenta de la gravedad del planeta que está en agonía desde hace varias décadas, hasta llegar al punto de quiebre en que se encuentra actualmente; el egoísmo de las actuales generaciones provocará el debacle de las que vienen detrás, porque serán herederos de un mundo colapsado, no solamente por el odio, el desamor, el egoísmo, la violencia y la maldad de la gente, sino por las enfermedades convertidas en pandemias y una hambruna que tiene rato de estar exterminando millones de personas, sobre todo niños y ancianos.
Para nadie es secreto los enfrentamientos y las amenazas de iniciar una tercera guerra mundial, azuzados por la ambición del dinero y el poder; países como Estados Unidos, Rusia y las naciones aliadas de ambos, le siguen ‘jalando la cola al tigre’ y a cada rato echan sus manos a sus fierros como queriendo pelear; ahora van sobre el petróleo y otras riquezas naturales de Venezuela, la vida de las personas es lo que menos parece interesarles.
Estamos viviendo un colapso económico mundial que genera pobreza y hambruna; la banca y el mercado de divisas están a punto de hundirnos en un gigantesco problema por la falta de dinero, lo que ya empieza a verse en las acciones de las naciones que están sedientas de sangre a través de una tercera guerra mundial, la que provocaría, Dios no lo quiera, un holocausto nuclear.
Los estudiosos de la Biblia insisten en que Dios está enviando su mensaje de advertencia a las naciones para que despierten de su ceguera provocado por la ambición de poder y dinero y se den cuenta de la amenaza mortal que han creado y la tienen sobre su cabeza.
Podríamos estar en los últimos tiempos de esta civilización, la gente tiene que despertar y ver la realidad de que como humanos no hemos demostrado capacidad para gobernarnos como Dios manda, empezando por no saber cuidar la tierra, la cual hemos venido destruyendo poco a poco.
Ahora nadie puede negar que los desastres naturales han sido producidos y motivados en gran parte por el calentamiento global, y que el caballo amarillo de la muerte sigue su carrera en medio de gente que se niega a ver y escuchar las señales de Dios a través de la naturaleza.
Ojalá que hagamos un alto en nuestras malas acciones con las que perjudicamos el planeta, sin tomar en cuenta que será heredado por nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos; si la tierra va a ser destruida al menos nosotros los mexicanos, los chiapanecos, los soconusquenses, no ayudemos a que eso suceda, por el contrario, pongamos nuestra granito de arena para conservar el planeta que nos vio nacer, crecer y nos verá morir.
Reflexiones sobre este enorme problema en el que no todos los políticos y gobernantes están interesados, busquemos a Dios a través de nuestras oraciones, quizás Él con su gran amor y misericordia infinita, nos siga perdonando y nos haga sabios para poder salvar nuestro planeta Tierra.
“Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido ,y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra”. (Apocalipsis 11:18)
