Desde hace más de un siglo, el café forma parte de nuestra identidad cultural y productiva, consolidándose como un motor económico y social para miles de familias en distintas regiones del país. Gracias a su geografía y diversidad de climas, México ofrece condiciones únicas para el cultivo de granos con perfiles muy distintos, lo que lo coloca como un productor de relevancia global y uno de los principales exportadores de café orgánico en el mundo.
Chiapas
Veracruz
Sus cafetales, cultivados en zonas montañosas húmedas, producen granos de perfil balanceado, de aroma intenso y sabores dulces con toques frutales.
Puebla
La Sierra Norte de Puebla aporta cafés de gran altura con acidez delicada y matices florales. Su cultivo ha crecido en relevancia en los últimos años.
Oaxaca
En la Sierra Mazateca, Mixe y la Sierra Sur se producen cafés complejos, de cuerpo aterciopelado y notas que van de lo frutal a lo especiado. Oaxaca también cuenta con denominación de origen.
Guerrero
Es conocido por sus notas frutales y cuerpo.
Nestlé, a través de su iniciativa global Plan Nescafé, ha impulsado el desarrollo de nuevas variedades tanto de arábica como de robusta, promoviendo plantas de alto rendimiento, resistentes a enfermedades y con mayor productividad. En México, estas variedades han logrado aumentos de productividad del 50 % mientras reducen la huella de carbono cerca de un 30 %.
Toda esta diversidad convierte a México en un mosaico cafetalero que no solo abastece el consumo interno, sino que también lo posiciona como un jugador estratégico en la cadena global de valor. Iniciativas como el Plan NESCAFÉ, que durante 15 años ha trabajado con miles de caficultores para renovar plantaciones, mejorar la productividad y asegurar prácticas sostenibles, reflejan cómo la innovación y el compromiso con las comunidades fortalecen la competitividad del café mexicano en el mundo.
Así como existen diferentes formas de disfrutar el café —espresso, latte, capuchino, frío o con leche—, cada quien tiene su estilo favorito. De la misma manera, la producción cafetalera en México es igual de diversa y compleja: cada región aporta sus propios aromas, matices y tradiciones, conformando un mosaico que hace de nuestro país un verdadero protagonista en la historia del café en el mundo.





