jueves, abril 25, 2024
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ALFIL NEGRO

Por Oscar D. Ballinas Lezama
Verdades a Medias
“Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. (Juan 8:32)

Al menos 40 periodistas han sido asesinados en este país en el sexenio de Enrique Peña Nieto; para nadie es secreto que ejercer este oficio en México es de alto riesgo, porque su objetivo es informar y concientizar a la ciudadanía.
Hablar o escribir con la verdad, es como bailar con la muerte y no estar en paz con Dios; México es un país sin guerra y sin embargo, es uno de los más letales para ejercer el periodismo crítico bañado en la luz de la verdad.
Poco o ningún caso, han hecho los asesinos de comunicadores sociales, ante los gritos desesperados de la Unesco que ha declarado hasta el cansancio, que este día es para recordarle a los gobiernos del planeta tierra su compromiso con la libertad de la palabra, de información y de expresión.
Si bien es cierto, que en esta nación azteca se cacaraquea la existencia de la ‘libertad de expresión’, que conlleva a la libre manifestación de las ideas y contribuye a ejercer el derecho a reunirse, asociarse, hacer peticiones y participar políticamente; también lo es que, los periodistas no pueden usar ampliamente esa ‘libertad’.
Para nadie es secreto que el periodismo que en México se monta en los vientos de la verdad se ha ejercido con ‘pinzas’, ante el miedo de caer bajo las balas de los asesinos o atrás de los barrotes de una cárcel; la libertad consagrada en los artículos 6º y 7º de la Constitución de este país parece que sigue siendo letra muerta, aunque los periodistas juren y perjuren que a veces su silencio no siempre es por miedo, sino por el cansancio y hartazgo de explicar y defender las causas justas, ante una sociedad resignada a su suerte.
Muchos periodistas piensan que el sol sale todos los días, simplemente para que la gente los lea, escuche y vea en los medios de comunicación en que laboran; sienten que no son moneditas de oro para caerle bien a todos, sin embargo, la gran mayoría de los comunicadores ponen su granito de arena tratando de ayudar en el despertar de una sociedad que ya no ve lo duro, sino lo tupido.
Al decir de muchos, en este día no hay nada que celebrar; eso sí, mucho de que lamentarnos, por no cumplir siempre al pie de la letra la enseñanza que nos dejó Jesucristo: “La verdad os hará libres”; sin olvidarnos que una verdad a medias, es la peor de las mentiras.
En otras cosas, derechohabientes del Seguro Social, siguen levantando la voz en contra del pésimo servicio que brinda esta institución, cuyos empleados parecen olvidar que el generoso salario que obtienen en esa dependencia, es gracias a las cuotas obrero- patronal de millones de trabajadores y empresas de existen este país afiliadas al IMSS.
Delegados van, delegados vienen al Instituto del Seguro Social Siglo XXI de la Ciudad de México, sin que el derechohabiente logre obtener la calidad y calidez ofrecida en el slogan de esa dependencia federa, cuyos empleados en su mayoría, son renuentes a cumplir con su obligación de servir con honestidad, capacidad y sentido humanitario a quienes con el pago de su cuota tienen derecho a ser tratados con dignidad y responsabilidad.
Casi a diario hay quejas en contra de algunos médicos, enfermeras y recepcionistas, (con sus honrosas excepciones) por la presunta falta de profesionalismo con que se desempeñan; la insensibilidad para atender a los enfermos, falta de suficientes medicamentos y de infraestructura para desarrollar con efectividad sus diagnósticos, lo que algunas veces tienen que hacerlo al ‘ahí se va’, sobre todo en los consultorios familiares, en donde no quieren recetar ni un mejoral para el dolor.
La mayoría de los médicos andan en campañas políticas, incluyendo al Nuevo Delegado que se volvió invisible desde hace unos meses en que tomó posesión; si bien ya están construyendo el nuevo edificio del IMSS en un lugar cuya ubicación es para analizar, (por el peligro que correrán los derechohabientes y familiares, en esa zona ubicada a un costado de la carretera de alta velocidad), eso no es garantía de un cambio positivo en el servicio a los derechohabientes.
Los quejosos, manifiestan que de muy poco va a servir el nuevo cascaron del IMSS, si persiste la insensibilidad, la falta de profesionalismo, ética, calidad y calidez en el servicio; amén de que tampoco tienen suficientes médicos especialistas y por lo mismo, las citas con éstos se prolongan por varios meses, al grado que muchos pacientes han fallecido antes de ser atendidos, si es que no optan por acudir a un médico particular que muchas veces resulta ser el mismo que trabaja en el Seguro Social; al parecer los especialistas no tienen suficientes suplentes y el que sigue pagando los platos rotos es el derechohabiente.
Es costumbre que los que ingresan con algún dolor intenso o en el caso de las parturientas, poco o ningún caso se les hace y en la mejor de su suerte, los internan para tenerlos en ‘observación’; lo que puede ir de varias horas hasta dos o tres días, sin que muchas veces la víctima reciba ni una pastilla para su dolencia, mucho menos que se le realicen los análisis clínicos que pudieran evitarles ese sufrimiento, al detectarle a la brevedad posible la raíz de su mal.
Hundido en su intenso dolor, abrazando una Biblia y clamando a Dios para ser atendido, un pastor evangélico postrado en la cama 232 en el segundo piso, hasta ayer llevaba varias horas ‘en observación’, mientras el dolor se le clavaba como mil agujas en la cabeza, junto a él, su esposa doblaba las rodillas orando por un poco de misericordia. Su congregación puso el grito en el cielo y se quejaron.
Nuestro amigo y compañero Alberto de la Cruz, recién denunció haber sido una de las tantas víctimas de la presunta irresponsabilidad y supuestos actos de corrupción del IMSS, para lo que solicitó se abra una investigación a fondo. Pero esa es otra historia.
Por cierto, en Tapachula se ha desatado una epidemia de salmonella, al parecer se debe al exceso de calor y por la falta de higiene en los alimentos, así como presumen que el agua rodada que corre por la red de tubos viejos, pudiera no estar clorada; la Secretaría de salud, presuntamente también está sin timón, debido a las campañas electorales. ¿Será?

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