Neldy San Martín
En el primer tercio del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, el diputado federal Porfirio Muñoz Ledo, uno de sus mayores críticos dentro de las filas de Morena, no ve la Cuarta Transformación ni pasos contundentes hacia el fin del neoliberalismo.
Observa, en cambio, decisiones de política pública en las que prima “la arbitrariedad” sobre la razón. Y pone como ejemplos la imposición de un “presupuesto recesivo” y la eliminación a rajatabla de 109 fideicomisos públicos.
En el estudio de su residencia en las Lomas de Chapultepec, repleto de libros y varias fotos, entre las que se encuentra una con Fidel Castro y otras con su amigo de antaño Andrés Manuel López Obrador, el legislador lamenta que Morena haya adoptado un pensamiento único y que la bancada en San Lázaro se haya convertido en “un eco servil del Ejecutivo”.
“Dicen los estatutos del partido, en sus principios, que no debe haber pensamiento único, que se vale la disidencia si hay un objetivo común. Entonces, si no hay pensamiento único, tampoco debe de haber orden único”, reflexiona.
Cuando se le pregunta si considera que en el gobierno hay tufos autoritarios, el excandidato presidencial habla del símbolo que representa Andrés Manuel López Obrador, el símbolo de un movimiento opositor al que acordaron apoyar en cada elección presidencial desde 2006, pero dice que una vez en el gobierno tenía que haber un funcionamiento orgánico de las instituciones, con división de poderes, con federalismo.
“Los problemas que tiene el país exigen la primacía de la razón no de la arbitrariedad, porque si no, no vamos a salir. La primacía de la razón significa que si tú reacomodas el gasto público tiene que ser por una reforma cuidadosa. Para reformar al Estado tú no amputas esto, dices todos los fideicomisos fuera, todos, no, sino que analizas, adelgazas, no amputas”, reflexiona el político, estudioso de la reforma del Estado.
Muñoz Ledo explica que un Estado más compacto, mejor organizado, menos clientelar, conlleva una mayor inversión pública para equilibrar la economía del país, pero en cambio se ha optado por rigidizar el gasto público.
El día de la entrevista, el jueves 12, Muñoz Ledo seguía vía remota la sesión en la Cámara de Diputados para discutir el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), que contempla un gasto de 6 billones 295 mil 736 millones de Pesos siguiendo la receta de la austeridad, y que se aprobó al día siguiente, en el cumpleaños del Presidente.
Molesto por lo que estaba viendo en televisión, pero sin poder participar en la sesión debido a su avanzada edad, con 87 años, en plena pandemia por el covid-19, el legislador morenista criticó que sus compañeros del grupo parlamentario no cuestionaran que el Poder Ejecutivo haya enviado un presupuesto reducido y lo defendieran sin cambios.
Señala que México no puede tener en este momento un presupuesto recesivo, y en cambio requiere de un presupuesto más amplio, incurriendo en mayor índice de deuda pública, como los países de todo el mundo, que están teniendo un colchón de déficit fiscal porque las tasas de interés son bajas.
“No se atreven sino a defender lo que les mandan, ese es el problema de nuestros diputados de Morena. En vez de ganar los debates, no los están ganando, a pesar de que son compañeros muy valiosos, empiezan con que ‘todo está bien’”, critica.
“El problema es que no se deja a la gente usar la razón. Sus propios conocimientos. Yo estoy contra la línea”, dice, y recuerda que meses antes de que López Obrador asumiera la Presidencia, cuando se constituyó la Cámara, se hizo un grupo de trabajo con Olga Sánchez Cordero, que ya estaba destinada a ser secretaria de Gobernación; con el que sería en ese momento subsecretario de Gobierno, Zoé Robledo; con el propio Julio Scherer Ibarra, quien sería consejero jurídico de la Presidencia, para que entre todos se discutieran los proyectos.
“Para que nos reuniéramos los líderes de la bancada para hacerlos nuestros y no nos manden por línea”, comenta.
La Cuarta Constitución.
El exdirigente partidista considera que hay una repetición mecánica e inconsciente de la idea de qué es la Cuarta Transformación, “y no se le está enseñando a la gente de fondo qué es”.
De acuerdo con Muñoz Ledo, la “gente de abajo tiene muy buena voluntad y mucha fe, y sigue creyendo en una Cuarta Transformación, pero simplemente no la ve”.
“¿En dónde está? Ese es el problema”, lamenta.
“Siempre creímos en una Cuarta Transformación entendida como una cuarta Constitución. Esa es la bandera nuestra, la mía desde hace muchos años, y Andrés abrazó la idea de una cuarta Constitución.”
La idea fundamental de la 4T, dice, es terminar con el periodo neoliberal que durante seis sexenios consistió en redefinir las funciones del Estado y en reducir la intervención gubernamental en la economía, para asegurar el libre mercado y la libertad individual, y cuyas políticas profundizaron la desigualdad social.
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