Ricardo Raphael
“Cuando un problema se soslaya, estalla”, advirtió el presidente Andrés Manuel López Obrador el miércoles 4 de Mayo, día en que presentó el Acuerdo Contra la Inflación y la Carestía.
Refiriéndose a la situación inflacionaria que experimenta el país, precisó: “…no se puede, como los avestruces, que son muy inteligentes, pero que meten la cabeza debajo de la tierra.”
No imaginó el mandatario que, tres días después, un incidente grave ocurrido en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) iba a confirmar su premisa.
Una crisis largamente soslayada por los Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam) estalló cuando se hizo viral un video en el cual dos naves de la empresa Volaris pudieron haber colisionado por una gestión equivocada de la torre de control.
Horas antes la Federación Internacional de Asociaciones de Pilotos de Línea Aérea (IFALPA) había reportado ante la autoridad de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) una serie de eventos desafortunados en el espacio aéreo metropolitano, ocurridos a partir del 21 de marzo, día en que se inauguró el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).
En un sentido similar también se habían expresado representantes del Sindicato Nacional de Controladores de Tránsito Aéreo (Sinacta), quienes reprocharon una reducción irresponsable del presupuesto, así como un recorte drástico del personal.
A pesar de los focos rojos, el viernes 6 de mayo, la SICT emitió un comunicado oficial asegurando que eran falsas las alertas emitidas por pilotos y controladores aéreos. Esta dependencia, como el avestruz, negó en redondo que hubiesen ocurrido los incidentes referidos.
Jamás supusieron aquellos funcionarios que un día después iban a viralizarse imágenes registradas a propósito del percance entre las dos naves de Volaris, y tampoco que la semana siguiente un aparato proveniente de Bogotá, Colombia, de la línea Aeroméxico, experimentaría igualmente una maniobra de emergencia para no estrellarse contra otra nave de American Airlines.
Si bien en un primer momento las causas detrás de esta crisis se centraron el rediseño del espacio aéreo indicado para permitir la operación simultánea del AICM y el AIFA, información complementaria aportada por las personas actoras que están viviendo en primera línea la crisis -pilotos y controladores- obligaría a recalcular la gravedad del problema.
Destacan entre los detonadores de esta situación la reducción presupuestal, la desinversión en equipo y programas, el recorte de personal, la falta de capacitación y un ambiente laboral hostigante.
En 2020 las medidas generales de austeridad dictadas desde la Presidencia de la República impusieron una reducción de un 75% sobre el presupuestado del Seneam, dispuesto originalmente para renovar equipos que, con el paso del tiempo, se volvieron obsoletos (radares, barómetros o aerómetros). Por esta disminución tampoco fue posible actualizar programas y sistemas indispensables para permitir que las torres de control operaran bajo los criterios del nuevo diseño del espacio aéreo.
Durante el 2021 no se corrigió esta mala decisión por lo que la inversión destinada a estos mismos rubros fue igual a cero (Víctor Gamboa, El Universal 12.04.22). Aún más grave, el año pasado ocurrió una disminución global adicional del 36%; es decir que el Seneam contó con 2 mil 200 millones de Pesos menos para operar. Así lo denunció José Alfredo Covarrubias, actual líder de Sinacta (Nayeli Roldán, Animal Político 11.04.22).
Por tanto, a los problemas relacionados con el equipamiento, se sumó una presión a la baja sobre los salarios y también sobre el número de plazas requeridas para la operación. De acuerdo con esta misma fuente, en el país se necesitarían al menos 300 personas controladoras más para cumplir con los criterios recomendados por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), agencia creada por Naciones Unidas en 1944 para promover normas únicas en la aeronáutica mundial.
Entre tales criterios la OACI exige que haya dos personas controladoras por cada posición dentro de la torre, meta que no se cumple en el caso mexicano donde únicamente se cuenta con el 50% del personal necesario.
Siendo líder del Sinacta, después de 40 de servicio, Estrop fue despedido como controlador, sin recibir ninguna indemnización, por haber denunciado la situación general de su gremio. En vez de atender las demandas, Hernández soslayó la circunstancia y procedió a correrlo para quitárselo de encima.
La narración de hechos que han vuelto pública quienes pilotean las naves y quienes ocupan posiciones dentro de las torres de control no es inventada ni tiene propósitos políticos. Y, sin embargo, se ha negado escucha a las y los profesionales que comprenden las causas y también conocen las soluciones respecto de la crisis aeronáutica que recién se dio a conocer a la opinión pública.
Responde el presidente López Obrador que “no hay ningún problema, (que todo) es un invento de sus adversarios.”
Contra la necedad debe utilizarse la cita de la misma fuente: problema que se soslaya … vuela por los aires. Apro