viernes, abril 26, 2024
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Píldora Abortiva, Negocio sin Control en AL

José Meléndez, Corresponsal

«Llegaste al sitio correcto», se proclama en una página en internet que promueve la venta de la pastilla abortiva misoprostol en Costa Rica, pese a que la interrupción voluntaria del embarazo está prohibida en el país y sólo se permite si hay riesgo para la vida de la mujer.
Vía WhatsApp, la compañía remitió a EL UNIVERSAL información en detalle sobre el medicamento -«no tiene efectos secundarios», recalcó-, las recomendaciones generales de uso y los precios, que oscilan entre 79 Dólares por cuatro pastillas a 208 Dólares por 12, pero con ofertas intermedias: 122 dólares por seis, 143 Dólares por ocho y 172 por 10.
«Entregas en San José centro todos los días. Pagos en efectivo únicamente», detalló. Datos comerciales mostraron que 60 píldoras valen 15 Dólares en Estados Unidos. El negocio en Costa Rica es una vieja práctica y se reproduce en los países de América Latina y el Caribe en los que el aborto está prohibido, pero los negociantes de medicinas ilícitas de la zona hacen números alegres.
Por la ilegalización del aborto en EU, el precio en el mercado negro del producto podría subir sin control en las naciones prohibicionistas, totales o parciales, de la interrupción voluntaria o involuntaria del embarazo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció que su uso es seguro y recomendó el acompañamiento por telemedicina. Ilegalizada, la producción de misoprostol en EU podría ser restringida en algunos estados y provocar un desabasto en los mercados clandestinos latinoamericanos y caribeños.
EL UNIVERSAL comprobó que en naciones que, como El Salvador, cerraron la opción del aborto en cualquier circunstancia, hay gran oferta de misoprostol en internet. El medicamento es legal en algunos países: se usa para males estomacales y otros padecimientos o para inducir partos en centros legales de salud. Como abortivo farmacológico y alternativa a otros métodos, es contrabandeado como droga ilícita y circula en el hemisferio con la venta en la clandestinidad en los países con restricciones para el aborto. Negocios clandestinos similares existen en Honduras, Jamaica, República Dominicana, Surinam y Haití, que integran el grupo de prohibición total del aborto en América, confirmó este diario. En las páginas de internet se detalla que la medicina, que se puede ingerir o colocar en la vagina, debe aplicarse entre las semanas seis y 12 de embarazo y es 90% efectiva.
La interrupción voluntaria del embarazo es legal en Colombia, Argentina, Cuba, Uruguay y Guyana. Perú, Costa Rica, Bahamas, Granada, Trinidad y Tobago y San Cristóbal y Nieves la permiten sólo si la vida de la mujer está en riesgo. Bolivia incluyen salud mental, violación e incesto y deterioro fetal y de la mujer y Ecuador por la salud de la madre y otros motivos. Belice, Barbados y San Vicente y Las Granadinas lo autorizan por salud de la madre o del feto, violación e incesto y factores socioeconómicos y culturales. México lo mantiene ilegal excepto para salvar a la mujer, violación y deterioro fetal y con variantes por Estados. Panamá lo autoriza por salud de la mujer, violación y deterioro fetal y con autorización o notificación de los padres, y Brasil por salud de la madre, violación y causas adicionales. Chile lo permite por deterioro fetal y de la mujer y violación, y Venezuela, Guatemala, Paraguay, Antigua y Barbuda por salud de la madre.
La filial en Bogotá del (no estatal) Centro de Derechos Reproductivos, grupo mundial defensor de derechos humanos, planteó a este medio: “Es considerado ampliamente seguro y eficaz; el nivel de seguridad y eficacia varía según el régimen de medicamentos y la edad gestacional (…) Una revisión sistemática realizada en 2015 de 20 estudios con mujeres que tuvieron un aborto con medicamentos inducido con mifepristona [otro fármaco] seguida de misoprostol mostró una tasa de eficacia general de 96.6%; por eficacia se entiende que la mujer no necesitó ningún otro tratamiento médico».
«Peligrosísimo», refutó a este diario el costarricense Luis Jiménez, doctor en bioética por el Pontificio Ateneo Regina Apostolorum de Roma y vicepresidente del (no estatal) Instituto Interamericano de Derechos Humanos de esta capital: “Vender pastillas abortivas por internet es exponer a las mujeres a un aborto peligroso, porque se hace generalmente en condiciones no óptimas. Es un negocio clandestino, ilegal. Esto puede causar que el feto quede dentro del vientre y junto con el útero y todos los ‘productos’ del embarazo causar una infección y la muerte de la mujer (…) En cualquier método que expone a la madre a la muerte, como un aborto, sea legal o ilegal, se corre gran riesgo». Sun

 

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