domingo, mayo 5, 2024
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Moscú-Pyongyang 2.0

Niels Rosas Valdez

Hace unos días trascendió la noticia de que el presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin, se reuniría con el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un. Sin duda, es un encuentro que despierta la inquietud y el interés de la comunidad internacional por múltiples razones. ¿Cuál es el impacto de este evento para las relaciones internacionales?
Una reunión entre líderes de países siempre es motivo de interés, no sólo por la diplomacia que se aprecia en el evento, sino por las conversaciones y acuerdos que se generan como resultado. En este contexto, el posible encuentro adopta una importancia mayor en el escenario internacional por su naturaleza y los países que se ven involucrados. Hay que recordar que tanto Rusia como Corea del Norte son agentes de peso en el globo cuando se habla de poder coercitivo, aunque también en otras áreas.
Según los reportes, la reunión entre Putin y Jong-un se celebrará en Vladivostok, un espacio histórico que ha sido sede de muchos encuentros entre líderes soviéticos, rusos y norcoreanos en diferentes momentos al paso del tiempo. Se ha manejado que el encuentro tiene como objetivo llegar a un acuerdo para el suministro de armas desde Corea del Norte a Rusia para que Moscú pueda continuar con su «operación militar especial» en contra de Ucrania.
Esto tiene varias implicaciones. La misma compra de armas de entrada supone un problema severo para Occidente, pero un beneficio para Rusia en el desarrollo de la guerra en Ucrania. Recién, Washington había anunciado un nuevo paquete de asistencia militar para Kiev, por lo que el comercio de armas entre Moscú y Pyongyang podría equilibrar la balanza en el conflicto en Europa del Este.
Pero más allá del posible balance que pueda significar eso, el acercamiento de Putin hacia Jong-un para adquirir armas norcoreanas nos permite entrever cierta necesidad o incluso desesperación por parte del Kremlin y su avance en el Donbás ucraniano. No sería la primera vez que Rusia obtuviera apoyo militar en este año y medio de guerra. Meses atrás, Moscú compró drones iraníes para su ofensiva en Ucrania y, a la par, algunos reportes han señalado que ha recibido armamento chino en varios momentos del conflicto bélico.
Por otra parte, además de los resultados que generaría la compra de armas, otra implicación es el desarrollo y fortalecimiento de la relación entre Rusia y Corea del Norte. Resulta curioso, pero décadas atrás en la Guerra Fría era común que un régimen de limitado poder como el de Pyongyang buscara a Moscú para solicitar apoyo y cooperación. Hoy en día, las cartas se intercambiaron, puesto que es ahora el Kremlin quien se ha tenido que movilizar para buscar la ayuda en su campaña militar.
Más allá de ello, esta interacción entre Rusia y Corea del Norte preocupa sustancialmente. El acercamiento de Moscú se centró en la búsqueda de la compra de armas, y podría reducirse sólo a eso. No obstante, también podría representar un primer escalón en una escalinata que les llevaría a ambos estados al fortalecimiento de su relación. Estamos hablando de dos países considerados reluctantes en exceso para cooperar con la comunidad internacional, pero no sólo eso, sino también dos estados ampliamente conocidos por sostener un régimen autoritario en su gobierno.
Esta combinación puede ser fructífera para la relación Moscú-Pyongyang, puesto que sus valores e ideas son similares y eso les podría traer facilidades de comunicación y cooperación. Sin embargo, el efecto hacia la comunidad internacional no sería el más apropiado, puesto que ésta nuevamente tendría que estudiar la interacción entre Rusia y Corea del Norte para estar más preparada ante los posibles acuerdos que puedan crear en el futuro a corto y a mediano plazo. Sun

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