Ernesto L. Quinteros
Tapachula se convirtió en el epicentro de la “crisis migratoria” en la frontera sur en México, la cual se ha venido agudizando debido a la llegada de nuevas oleadas de migrantes de distintas nacionalidades, quienes cruzan sin problemas el río Suchiate procedentes de Guatemala para internarse a territorio nacional.
Son pocos los días en que se tiene la percepción de que el flujo migratorio disminuye, sin embargo en las últimas semanas, son miles de familias de distintas nacionalidades las que siguen llegando a territorio mexicano.
Esta situación ya colapso la atención de las oficinas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), al igual que las oficinas de la ACNUR, Agencia de la ONU para los refugiados, que trabaja para garantizar que las personas tengan derecho para solicitar asilo y encontrar protección tras huir de la violencia, guerras y persecuciones de sus países de origen.
Y lo mismo sucede con el Instituto Nacional de Migración (INM) en Chiapas, el cual lejos de brindar solución a la problemática, ha pasado a ser parte del problema, ya que existen infinidad de denuncias que presuntos agentes migratorios están coludidos con traficantes de indocumentados.
Ante la alta presencia de migrantes, también se ha incrementado la presencia de grupos delictivos conocidos como “polleros o coyotes” quienes extorsionan y exigen fuertes cantidades de dinero a los migrantes.
La ciudad de Tapachula es una de las más afectadas por el intenso flujo migratorio, lo que ha provocado inconformidad de los habitantes de la colonia Los Laureles y colonias aledañas, ya que es la zona donde se encuentran las oficinas de COMAR, y siempre están saturadas de familias migrantes.
Los lugareños aseguran que los extranjeros ahí duermen, comen y hacen sus necesidades fisiológicas en espacios públicos. Esperando turno por varios días para ser atendidos en las oficinas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados, ubicada en la zona oriente de la Ciudad de Tapachula.
Por obvias razones, las áreas verdes y patios baldíos son utilizados por las familias migrantes.
Y mientras tanto, las autoridades migratorias, que son las principales responsables de atender esta crisis, simplemente “ni se inmutan”, están inoperantes.
Urge Atención a Migrantes.
Mientras, el Gobierno Federal cierra los ojos a la problemática, dejando a su suerte con en este enorme problema a las autoridades estatales y locales, así como a organismos internacionales.
La oficina regional de la ONU para la atención Regional de Centroamérica, Norte América y el Caribe propone 15 puntos de acción para atender la “cris migratoria” antes, durante y después. Sobre todo por la complejidad de la situación.
Y plantea los siguientes temas de acción: 1.- Gestión de campamentos y cartografía de desplazamientos, para ofrecer condiciones dignas de vida a desplazados y migrantes en movimiento. 2.- Albergue y artículos no alimentarios. 3.- Asistencia de transporte para poblaciones afectadas. 4.- Apoyo en materia de salud. 5.- Apoyo psicosocial. 6.- Asistencia de (re)integración. 7.- Actividades de apoyo a la estabilización y transición comunitaria. 8.- Reducción del riesgo de desastres y consolidación de la capacidad de recuperación. 9.- Apoyo en materia de tenencia de tierras y propiedades. 10.- Lucha contra la trata de personas y protección de migrantes vulnerables. 11.- Asistencia técnica para una gestión humanitaria de las fronteras. 12.- Asistencia consular de emergencia. 13.- Movilización de la diáspora y de los recursos humanos. 14.- Apoyo en políticas y legislación migratoria y 15.- Comunicación humanitaria.
Mientras tanto, la realidad que se vive en esta frontera sur de México es muy cruda, y no hay ayuda que alcance. El drama migrante continúa.
Por hoy ahí la dejamos, nos leemos mañana.
¡Ánimo!
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