Las empresas de tecnología financiera (fintech) que operan en el país están llegando a sectores que anteriormente eran atendidos con figuras tradicionales como el empeño o compañías de financiamiento a pequeñas y medianas empresas (pymes).
Con un alcance estimado en 65 millones de usuarios, de acuerdo con datos de Statista, se mantiene el objetivo de alcanzar un mayor número de clientes desde el sector tecnológico, con productos más sencillos y accesibles desde el teléfono móvil.
En contraste, un estudio solicitado por la Asociación Mexicana de Empresas de Servicios Prendarios (Amespre) reporta una caída de 26% en el número de contratos, e incluso una reducción de 21% en el número de deudores, en un mercado donde los usuarios tienen cada vez más opciones de crédito.
«Básicamente, cualquier actor, apalancado en la tecnología fintech va a poder ofrecer servicios financieros. Ya hemos empezado a ver movimientos en ese sentido en México», dijo el fundador de la empresa de capital de riesgo Finnovista, Andrés Fontao.
«Uber, Rappi, Mercadolibre, Walmart y Oxxo empiezan a ser relevantes en el ecosistema fintech porque están siendo capaces de consumir tecnologías y ofrecer servicios financieros a sus clientes, a sus plataformas. Es una de las grandes tendencias que vamos a estar viendo hacia adelante».
Así, la tecnología está compitiendo con fuerza con instituciones centenarias en México. Tal es el caso del Monte de Piedad, entidad que enfrenta además una fuerte presión en medio de conflictos laborales, mientras otros jugadores le quitan mercado.
«Se debe probablemente a que cada vez hay más fuentes de financiamiento. Todos tenemos en nuestros teléfonos formas de pedir préstamos muy rápido. Se debe a que cada vez la banca entra más y más a este sector», reconoció el director general del organismo, Javier de la Calle.
De acuerdo con el Reporte Anual Fintech México 2023, de NTT Data México, aproximadamente 45% de los clientes de las fintech no contaban anteriormente con productos financieros.
Además, según un análisis del Grupo Consultivo de Ayuda a la Población más Pobre (CGAP, por sus siglas en inglés), las fintech tienen el potencial para avanzar aún más en la inclusión financiera mediante el apalancamiento en la independencia de canales físicos, calificación crediticia más precisa y rápida educación financiera, así como reducción de costos y el aumento de confianza del consumidor.
Persisten Retos.
En opinión de Fontao, ante el creciente número de empresas fintech en México, el país destaca en Latinoamérica por levantar el apetito por parte de los bancos para acercarse y buscar oportunidades de colaboración con este tipo de empresas.
«En otros años hemos escuchado hablar de deseo de colaborar, pero nunca hemos visto niveles de actividad como los estamos viendo ahora. Esto es bueno para el mercado y para la región», añadió.
En su opinión, el reto de la inclusión financiera en el país aún enfrenta la desconfianza de segmentos de la población que siguen alejados de ofertas cada vez más seguras.
«Falta confianza del usuario para adoptar y utilizar estas soluciones para sus ahorros, para sus servicios financieros. Mucha de la responsabilidad cae sobre el proveedor, la fintech, o el banco, de mejorar su propuesta de valor para que el usuario pueda confiar su dinero y sus finanzas en una app, un wallet o una página de internet», dijo.
Fintechs Sacan de la Jugada al Empeño y Prestamistas
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