Tapachula, Chiapas; 7 de Marzo.- El obispo de la Diócesis de Tapachula, Leopoldo González González, calificó de preocupante que la población intente tomar justicia por mano propia cuando capturan a delincuentes in fraganti.
“Gracias a Dios en nuestra región, la intervención de la autoridad ha evitado el linchamiento, por ello veo prudente reafirmar y fortalecer nuestra conciencia que la venganza no construye la justicia y añade otro crimen o delito al ya cometido”, agregó.
En su mensaje tras sostener la reunión anual con periodistas de esta ciudad, Monseñor manifestó que “no podemos confundir legítima defensa con linchamiento, toda persona tiene derecho de defender su vida, su integridad y sus bienes; también se tiene el derecho de legítima defensa ante un injusto agresor para cuidar de sí y de su familia, el derecho que nos asiste es a defendernos del delincuente y eso es lo que se ha de dispensar”.
Reiteró que sólo debe usarse la fuerza necesaria y si el delincuente ya ha sido sometido, no es lícito, no es humano, seguirlo agrediendo, eso ya es venganza y se corre el riesgo de cometer un homicidio y sólo corresponde a la autoridad aplicar las sanciones correspondientes.
Monseñor indicó que la sensación de hacer justicia por propia mano se hace presente por la frecuencia con la que se dan los asaltos, robos a casa habitación, comercios e instituciones y por el gran porcentaje de crímenes y delitos que quedan impunes.
González González dijo que tiene la impresión de que ha crecido la desesperanza, al escuchar de manera constante la frase “para qué denuncio si no se hace nada, los agarran y al otro día los sueltan” e indicó que esta falta de atención a las denuncias crea un sentimiento de impotencia y de enojo, que se añade al dolor de la ofensa sufrida.
Reforzar la seguridad en la sociedad es un desafío para quienes tienen a su cargo el cuidado del bien común; es verdad, se han hecho esfuerzos, pero la inseguridad no disminuye, como sin contravenir lo marcado por las leyes pueda hacer ver a las personas ofendidas no quedó impune lo que les hicieron y además la persona que cometió ese delito haya sido conminada y ayudada para no volver a cometerlo. EL ORBE/Rodolfo Hernández González