Tapachula, Chiapas; 30 de Septiembre.- Este lunes por la mañana cerró oficialmente sus operaciones el penal “Topo Chico”, ubicado en Monterrey, Nuevo León. Se le considera como uno de los más peligrosos, sangrientos e ingobernables en la historia de los centros penitenciarios del país
Lo malo es que decenas, quizá cientos, de los reos peligrosos que estaban en ese lugar, fueron trasladados al Centro Federal de Reinserción Social No. 15, ubicado en el municipio de Villa Comaltitlán, en la Costa de Chiapas.
Inaugurado el 3 de Octubre de 1943, Topo Chico tuvo una terrible historia de 76 años. Ahí, sus internos protagonizaron masacres, motines, fugas, asesinatos de directivos e internamiento de famosos.
Fue construido para albergar a 600 reclusos, pero al correr de los años tuvo una sobrepoblación de alrededor seis mil personas, y eso produjo constantes enfrentamientos.
Luego, la delincuencia organizada se apoderó del control de ese penal, uno de los factores preponderantes para que se cometiera infinidad de crímenes y se conformara una red criminal que fue creciendo rápidamente.
La masacre de 49 internos ocurrida hace tres años en ese lugar, en Febrero del 2016, es la más grave que se tenga registrada en un centro penitenciario del país.
La lista de lo ocurrido es muy larga. Uno de los sucesos que se recuerda fue lo de aquel 24 de Marzo de 1980, cuando dos internos secuestraron al entonces director del penal, Alfonso Domene, así como a su chofer y tres secretarias.
A todos ellos los encerraron en una celda para negociar su liberación, junto a otros 12 reos. Al final asesinaron al Director.
Tan solo en dos años, en Topo Chico se registró alrededor de cincuenta enfrentamientos y atentados, lo que dejó como saldo a doce presuntos narcos y siete custodios muertos.
Se tiene previsto que esa cárcel será destruida y, en su lugar, se construirá un parque público y un edificio para el Archivo General del Estado, entre otras instalaciones.
Se teme que reos del crimen organizado han llegado al penal de Chiapas, así como otros peligrosos internos que pudieron haber participado en los disturbios y masacres de los últimos años en aquella región del norte.
Por ello, hay preocupación entre los representantes de los sectores productivos a que ahora la región del Soconusco se convierta en escenario de esos enfrentamientos.
Recordaron también que, desde el inicio de operaciones de la cárcel de Villa Comaltitlán, los índices delictivos en la región, coincidentemente han aumentado a niveles alarmantes. EL ORBE / Ildefonso Ochoa Argüello