Tapachula, Chiapas; 29 de abril del 2021.- La llegada de extranjeros a Tapachula ha causado inconformidad generalizada en los habitantes de este municipio, a pesar de que, al igual que en sus países de origen, se han topado con el hecho de que no hay empleo y oportunidades para ellos, por lo que su única solución es buscar “otras alternativas”.
Muchos de esos indocumentados buscan un lugar donde descansar, pero todos los albergues están saturados. Ante ese panorama se han convertido en situación de calle, es decir, duermen en las banquetas, aceras, debajo de los árboles o en donde les tome la noche.
De acuerdo al testimonio de uno de ellos que se identificó ante el rotativo EL ORBE como Leonardo “N”, se encuentra viviendo en una banqueta frente al albergue “Belén”, oriente de la ciudad.
Denuncio que el Instituto Nacional de Migración (INM) y el personal de ese albergue, tratan mal a los extranjeros y los denigran por la situación que se encuentran en este municipio.
“Desde hace un mes y 20 días estoy en el albergue. Acá tengo mis maletas colgadas sobre esa barda, ahí están mis pantalones tendidos”, explicó.
Así también, que se mantiene pernoctando en la calle, porque ese lugar ya no cuenta con cupo para recibir a los migrantes, indicó.
Otro de los factores es que siguen llegando por miles a Tapachula y por eso se han cambiado los reglamentos para recibirlos, además que la pandemia ha limitado el acceso de los extranjeros a los albergues.
Reconoció que muchos de ellos salen de su país con la esperanza de llegar a Tapachula y obtener una mejor calidad de vida y un buen empleo, aunque muchos se dedican a la delincuencia.
Al preguntarle sobre algún tipo de corrupción en la que estén siendo sometidos los extranjeros, indicó que, en la búsqueda de papeles que les permitan legalizar su situación migratoria, “las mismas autoridades que emiten el documento dicen que no es válido y que son falsos”.
Se estima que, tan solo en Tapachula, pudiera haber unos 2 mil migrantes (hombres solos”, que estén viviendo en situación de calle.
Añadió que en algunos casos las personas que contratan a los migrantes pagan cantidades por debajo del salario mínimo por trabajar gran parte del día, y que “hay ocasiones que los patrones se niegan a pagar el trabajo y amenazan con llamar a migración”. EL ORBE / M. Blanco