* Ninguna Autoridad Hace Nada por Detenerlos.
Tapachula, Chiapas; 05 de Mayo del 2022.- El éxodo de miles de migrantes de infinidad de nacionalidades desde Centroamérica hacia Tapachula se ha vuelto a desbordar, y ahora tienen a los alberges de la localidad en sobrecupo, incluso hasta sus banquetas están abarrotadas.
La frontera entre México y Guatemala literalmente ha desaparecido, y por ello puede pasar cualquier cosa de un lado a otro, incluso los indocumentados que entran caminando a territorio nacional y aprovechan la nula vigilancia.
Este jueves, con maletas cargando y sus pocas pertenencias, un grupo de extranjeros ingreso caminando desde el surponiente, en busca de ir a hospedarse al Albergue Diocesano “Belén”, principal lugar de entrada al municipio de Tapachula, la cual permanece sin el monitoreo de la Guardia Nacional.
En el municipio fronterizo de Suchiate, pobladores confirmaron a rotativo EL ORBE, que los indocumentados están entrando en operación hormiga desde temprana hora y se dirigen de inmediato a Tapachula, sin que ninguna autoridad los detenga.
Antonio López, vecino en la colonia San Antonio Cahoacán, donde se encuentra ese albergue, lamentó que las autoridades no realicen operativos contra los migrantes, ya que dentro de muchos de ellos pudieran estar ingresando también miembros de las bandas delictivas de las maras.
“Allá en El Salvador y Guatemala, no les está temblando la mano para detener a los delincuentes», comentó.
Asimismo, que el ingreso de esas miles de personas «se ha convertido en una gran bomba de tiempo que tienen las autoridades, quienes a la mera hora no sabrán qué hacer»,
En los últimos días, reflexionó, el Gobierno mexicano no está haciendo el trabajo para evitar el ingreso irregular de personas, “por lo que la Ciudad está a merced de los migrantes que hacen y deshacen en la frontera sur».
Asimismo, «se requiere mucha voluntad y responsabilidad, porque no hay voz que diga algo para frenar la migración que todos los días están pasando delante de los retenes migratorios”. EL ORBE / M. Blanco