martes, diciembre 3, 2024
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ALFIL NEGRO

“No me traigas tus nagüales que se chahuistlean las milpas” (refrán popular)

Oscuridad de su Casa
Oscar D. Ballinas Lezama

Tapachula se ha convertido en el santuario de los migrantes luego de que el Gobierno Federal tuvo la ocurrencia de abrir las fronteras a una migración humanitaria, al parecer, no se pensó en la diversidad de problemas que esto causaría; en ese pecado estamos llevando la penitencia, pagando justos por pecadores.
Con el pretexto de que van a obtener trabajo en la construcción del Tren Maya, miles de centroamericanos buscarán este mes de Enero, en forma desordenada y sin ningún documento oficial de identificación, seguir brincando el río Suchiate para ingresar a territorio azteca.
Estos presuntos parias del destino argumentan que vienen huyendo de la violencia, el hambre y la falta de fuentes de trabajo, que, según ellos, están sufriendo en sus países de origen, sin embargo, para nadie es secreto que la mayoría de los integrantes de ese éxodo sólo buscan llegar a la frontera norte y poder ingresar a la tierra del ‘Tío Sam’.
Al parecer, el Gobierno de los Estados Unidos no comulga con la idea de la Secretaría de Gobernación de México, que se le dé la oportunidad a esa nueva horda de migrantes para entrar a México, donde la Segob ha dado instrucciones de fortalecer la capacidad de atención a los indocumentados, en los 12 puntos de ingreso terrestre en la frontera sur.
Olga Sánchez, actual responsable de la seguridad nacional, presuntamente ha manifestado que se busca un punto en la geografía chiapaneca, en donde las autoridades de Migración puedan recibir y atender a los migrantes indocumentados, para realizar el trámite de su registro y admisión a territorio mexicano.
La Secretaria de Gobernación ha mencionado que sólo se permitirá un ingreso seguro y ordenado de esa nueva caravana de migrantes, ’sin portazos’, es decir, que vengan y entren a México por el Suchiate sin utilizar la fuerza, para ello, el Gobierno Federal ha puesto en marcha un programa en el que se da empleo a los centroamericanos, cubanos, y africanos, siempre y cuando estos acepten regularizar su situación migratoria.
Lo incongruente de esta situación, es que mientras el Gobierno se preocupa por darle trabajo, seguridad, vivienda, seguro médico y otros beneficios a los migrantes, miles de mexicanos son despedidos de sus centros de trabajo en las mismas instituciones gubernamentales, además carecen de servicios médicos, viviendas y seguridad, lo que nos lleva a pensar que más allá del argumento de la acción humanitaria, nos hemos convertido en un país candil de la calle, oscuridad de su casa.
Para nadie es secreto que miles de connacionales, sobre todo campesinos y habitantes de los cinturones de miseria de esta nación, también huyen de México hacia los Estados Unidos y Canadá en busca de mejores condiciones de vida, ya que las fuentes de trabajo se están cerrando bajo el pretexto de una austeridad republicana, otros por el aumento de la inseguridad que ha llevado a la quiebra a cientos de empresas.
Hay mexicanos que han huido de sus entidades, ante el miedo de ser asesinados o robados por la delincuencia organizada; en la zona rural los campesinos argumentan, que al cancelarse muchos programas de apoyo al campo, ya no pueden producir la tierra y su única esperanza es migrar hacia el norte del país, brincar el charco gringo y vender su mano de obra, sin importarles que se les dé un trato de esclavos en el país de un presidente racista y lleno de xenofobia.
La idea del presidente Andrés Manuel López Obrador es crear fuentes de trabajo para que los mexicanos ya no tengan la necesidad de migrar hacia el extranjero, aunque al parecer esa buena voluntad va para largo que se cumpla, como sucede con el bajar los precios de las gasolinas, que ahora se dice lo harán en tres años más, cuando ya hayan construido suficientes refinerías.
El problema es que los nuevos proyectos humanitarios para proteger a los migrantes deja afuera a los mexicanos que también sufren los mismos inconvenientes que los extranjeros, sin embargo, Donald Trump no se preocupa por atenderles humanitariamente dándoles trabajo, viviendas, atención médica y protección en el ámbito de la seguridad; los migrantes mexicanos tienen que rascarse con sus propias uñas para tratar de sobrevivir, al menos que obtengan la nacionalidad centroamericana, principalmente hondureña, porque entonces podrían tener la benevolencia de los programas federales en México.
Por cierto, los trabajos ofrecidos a los migrantes en la construcción del Tren Maya, podrían estar sujetos a lo que determine finalmente el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), quienes se han pronunciado en contra de este proyecto federal, considerando que es un ataque a la madre tierra, no obstante el permiso que pidió a la misma (tierra), el ‘Gran Tlatoani’.
Por cierto, cuándo van a rehabilitar y modernizar la destartalada ‘súper Carretera Costera’, que se ha convertido en una trampa mortal para los conductores de vehículos que transitan por ella. ¿Será que en el 2020 lo harán?, aunque ningún autoridad ha dicho ‘esta boca es mía’.

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