sábado, diciembre 21, 2024
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ALFIL NEGRO

”No vale nada la vida, la vida no vale nada; comienza siempre llorando y así llorando se acaba”. (José Alfredo Jiménez)

Luces y Sombras
Oscar D. Ballinas Lezama

Mañana, después de las doce de la noche, millones de mexicanos celebraremos la muerte del ‘horario loco’, ante la algarabía de la mayoría del pueblo bueno y no muy sabio de México; por decisión presidencial volvemos con la hora de Dios.
Apegados a nuestras tradiciones y costumbres la mayoría de los herederos de los aztecas recordarán que en la época prehispánica el culto a la muerte era uno de los elementos básicos de la cultura, algo que enseñaban a sus hijos los viejos más viejos y se los regalaban como herencia.
Ellos, nuestros antepasados, pensaban que cuando alguien moría lo deberían enterrar envueltos en un petate, luego su familia organizaba una fiesta en la creencia que así lo guiarían en su recorrido al Mictlán (inframundo); además le ponían al muerto comida que le agradaba en vida, por aquello de que podría llegar a sentir hambre en su viaje sin retorno.
Actualmente ya no toda la gente comulga con esta tradición, el crecimiento de diversas religiones están enseñando que estas cosas no son del agrado de Dios, lo dicen conforme a su conocimiento adquirido en el libro sagrado (Biblia).
Para nadie es secreto que la celebración de esta tradición se lleva a cabo los días 1 y 2 de Noviembre, dividiéndose de acuerdo con el calendario católico en la ‘Fiesta de todos los santos’ (los niños pequeños, los pequeños ángelitos que se van antes de tiempo ), y el día dedicado a los fieles difuntos (los adultos).
La costumbre es que cada año, en estas fechas, muchas familias visitan los cementerios buscando las tumbas de sus seres amados, llevándoles ofrendas y les hacen altares decorados con flores de cempasúchil, papel picado, calaveritas o algún platillo que le gustaba al muerto.
La realidad es que nuestro país se viste de fiesta en estos dias santos, en los panteones se crean verdaderas romerías, es una celebración nacional, todos llegan a los cementerios con la idea de que se reencontrarán con el espíritu o el alma de sus seres queridos fallecidos; creando misticismo, silencio y tristeza en medio del perfume natural de los cempasúchil; hay un reencuentro entre la muerte y la vida, según las creencias mexicanas.
La luz y las sombras, la vida y la muerte, el infierno y el paraíso; el miedo a lo desconocido, invade a los que aún deambulan en el mundo de los vivos, quienes por un instante son atraídos por el misterio del inframundo y aceptan que tarde o temprano serán llevados por el hombre misterioso de la barca, al otro lado del río de la vida.
En medio de esta celebración que nadie duda que algunos les caerá como anillo al dedo, ya que se convierte en otro distractor en la batalla campal que sostiene el gobierno de la cuarta transformación con millones de mexicanos, que afirman sentirse defraudados por el político que les prometió las perlas de la virgen, les bajó las estrellas y la luna, finalmente afirman que no les ha cumplido esas promesas y tiene al país entre la espada y la pared.
Por otro lado, el gran circo político electoral, además de las finales de futbol, los días de muertos y la promesa de que en estas fechas les caerá a millones de viejitos su apoyo de 65 y más, todo mundo se olvida del aumento del precio de los productos y servicios, sobre todo, de las gasolinas, gas, canasta básica, desabasto de medicamentos en hospitales, principalmente de los que necesitan los enfermos de cáncer.
El aumento de la inseguridad convertida en el Talón de Aquiles de este país, la falta de fuentes de trabajo que genera más pobreza, el aumento de las turbas de migrantes que en caravanas llegan sin ton ni son a la frontera sur, convirtiendo a Tapachula Chiapas en el albergue más grande del mundo; reinando el caos y la desesperación provocado por más de 150 mil extranjeros indocumentados, que al no encontrar trabajo delinquen o se prostituyen ante un gobierno que en sus tres niveles no ha sabido, o no ha querido solucionar este grave problema.
De ahí la urgencia del actual gobierno para crear y dar circo al pueblo, distraerlo con cualquier barrabasada, deseando que llegue el tiempo de elecciones y puedan lavarse las manos por su incapacidad para gobernar bien.
Un abrazo y mi corazón para mi hija Joselyn Guadalupe Ballinas Cárdenas, quien Dios me lo envió como un angelito el 1º de noviembre, un año en que la esperanza de los sueños mejores no se había perdido.

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