Jesusa Cervantes
Mexicanos de entre 25 y 40 años, que ganan 200 Pesos diarios por ocho horas de trabajo, y a quienes en plena pandemia les dan un bono de 300 Pesos para que eleven la producción, elaboran los respiradores artificiales que salvan la vida a quienes contraen covid-19… pero esos equipos no se quedan en México, son para Estados Unidos e Italia.
Radicadas en Mexicali y Tijuana, tres empresas fabrican los componentes para producir los ventiladores respiratorios -sólo una de ellas los crea en su totalidad-. Además, otras nueve compañías fabrican cubrebocas y diversos artículos médicos que se requieren para enfrentar la contingencia sanitaria.
Las empresas son estadunidenses y toda su producción se envía a Estados Unidos y también a Italia, entre otros países europeos. Nada se queda en México, sólo utilizan la mano de obra barata y la infraestructura. Varias de esas compañías ni siquiera pagan la totalidad de los impuestos a los que están obligadas.
Esto último fue denunciado por el gobernador de Baja California, Jaime Bonilla Valdez, quien dijo: “Fueron los que más chillaron cuando subimos el impuesto sobre nómina en 1%, pero, además, no pagan ni el predial”.
A la medianoche del miércoles 8, el Gobierno Estatal “suspendió” las actividades de la empresa Smiths Healthcare por no representar una industria esencial para los bajacalifornianos, así como por negarse a vender los respiradores al Gobierno mexicano.
Incluso, el embajador de Estados Unidos en México, Christopher Landau, presionó al Gobierno de Baja California para evitar el cierre de la manufacturera.
“Tuve mucha presión para dejarlos que siguieran manufacturando… Ellos no pueden estar trabajando porque no son esenciales para la salud de los bajacalifornianos (…) Que cambien la ley y que nos permitan tener usufructo de esos ensambles que tanto necesitamos, porque la gente se nos está muriendo”, dijo el Gobernador.
Bonilla Valdez explicó que hubo gente que habló con el canciller Marcelo Ebrard y con el diplomático estadunidense. “Como nos consideran una colonia pensaron que con eso iba a ser suficiente”.
Smiths Healthcare, se informó, ya tiene vendido a Reino Unido un lote de 10 mil ventiladores para este mes. Sin embargo, en el pico de la crisis sanitaria Baja California apenas cuenta con 300 cuando, según cálculos de la Secretaría de Salud, el Estado debería tener mil de esos aparatos.
“Uno Tiene Necesidad”.
Laura tiene más de un año trabajando para Vyaire, empresa estadunidense con más de 10 años en la localidad. Ahí, cientos de mujeres y hombres jóvenes manufacturan piezas para equipos médicos y productos terminados, como los ventiladores o respiradores artificiales que ayudan a los pulmones dañados por el Covid-19.
Ubicada en Pimsa III, uno de los parques industriales de esta urbe, Vyaire producía antes de la pandemia mil 700 ventiladores al mes, según su página de internet. Ahora, debido a la emergencia, el objetivo de la compañía “es aumentar la producción de manera exponencial y lo más rápido posible”.
No obstante, lo que la manufacturera no dice es que en México le paga a un obrero 25 Pesos por hora, es decir, un Dólar por hora -tomando en cuenta que la cotización ha llegado a los 25 Pesos por divisa-, mientras en Estados Unidos están obligados por ley a pagarle a sus operadores entre 12 y 15 Dólares la hora.
Proceso solicitó una entrevista con autoridades de la empresa para registrar las condiciones en las cuales laboran los mexicanos y la manera en que se producen las piezas, pero fue rechazada por el director de Seguridad Global, Víctor Serna, quien explicó que sólo las oficinas centrales radicadas en Estados Unidos podrían hablar al respecto.
No obstante, Laura platica a este semanario que trabaja en el segundo turno, de las 15:00 a las 23:30 horas. Al igual que al resto de los empleados la empresa le proporciona transporte. Los camiones los recogen en un punto para la hora de entrada y a la salida los regresan al mismo lugar. De ahí cada quien toma diversos transportes para llegar a sus casas.
De acuerdo con la entrevistada, la empresa toma diversas medidas para evitar los contagios, como la distancia entre personas, la dotación de gel antibacterial y cubrebocas.
“Ahí empacamos, ensamblamos respiradores, colocamos las mangueras, los tubos y cada una de las partes. Hay una mesa que sólo pone mangueras, otra que sólo pone los tubos y así… En cada área o sección hacemos una cosa”, cuenta Laura, quien ha pasado por todas las secciones, incluyendo la de ventiladores.
–¿Y el material a dónde se va?
-A Italia y a Estados Unidos. A todos los lugares donde está la gente más enferma.
–¿Cuánto te pagan?
-200 pesos por día, pero ahora nos han ofrecido 300 pesos adicionales para quedarnos más tiempo a trabajar.
–Es muy poco –se le comenta–.
-Sí, pero uno tiene la necesidad…aunque nos exploten. Apro