sábado, abril 20, 2024
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¿Cuál es la Historia?

Sandra Romandía

«Pequeños cambios», un perno aquí, otras toneladas acá.
Imaginemos a un ingeniero supervisor de obra que acude al punto entre las columnas 12 y 13 durante la construcción del tramo elevado de la Línea 12 del Metro. Observa que le hacen falta pernos –esos grandes tornillos que unen las piezas– o que están colocados en otro sitio, pero los ejecutores le dicen que son cambios que tuvieron que hacer por cuestiones prácticas y de tiempo. Y que no solicitarían modificaciones en el diseño original porque son menores y no afectarán. O que años después se agregan materiales con toneladas más de peso de lo previsto para soportar.
Pero la suma de esos cambios de materiales, las adecuaciones agregadas in situ para que la obra marchara con la presión de tiempo; la sobrecarga de material años después; todas las acciones anteriores, o quizás algunas de éstas en lo individual, terminaron por afectar fatídicamente el tramo cercano a la estación Olivos. Ese que colapsó el pasado 3 de mayo.
El Dictamen Preliminar Fase 1 de lo ocurrido en la Línea 12 del Sistema Colectivo Metro y presentado este miércoles revela una serie de errores, omisiones y negligencias que probablemente serían los causantes de la tragedia que dejó 26 muertos y 106 lesionados. Deficiencias en el proceso de soldadura de los pernos Nelson, porosidad y falta de fusión perno-trabe, falta de pernos en ciertos puntos según diseño original y soldaduras no concluidas, fueron algunas de las observaciones de este primer dictamen. El segundo y tercero evaluarán el mantenimiento y una posible sobrecarga de materiales que pudo conducir al pandeo de las vigas.
Para algunos expertos, el tiempo es vital para poder ejecutar una obra con estándares de calidad. La presión impide hacer modificaciones al proyecto original, porque simplemente pedir que se cambien de diseño los pernos llevaría días que a veces son cruciales. Entonces se soluciona con lo que se tiene.
«En el dibujo es muy fácil que quepan en una sección unos pernos, pero para aplicar la soldadura se requiere de una pistola que pudiera acomodarse tal vez a dos, pero no a tres, no cabría la pistola. Y decidimos alejar el perno, pero no le pedimos al proyectista que hiciera cambios al diseño original», me explicó un ingeniero que estuvo de sol a sol trabajando en la construcción de la Línea 12.
El problema, dicen especialistas, es que la suma de modificaciones sí afecta al resultado. Y a veces parecen tan menores, que los supervisores las van pasando por alto, sea por desinterés, corrupción o incapacidad.
En el dictamen presentado este miércoles se observa una fotografía en la que el espacio entre los pernos no es equidistante y además mantienen una protección cerámica que sirve para colocarlos que debió ser retirada, de lo contrario afecta la calidad de la adhesión.
Las personas del equipo constructor con las que pude hablar rechazan el dictamen y aseguran que se debe esperar el segundo, que tiene que ver con una posible sobrecarga del sistema, ya que en 2015 se hicieron adecuaciones y se utilizaron materiales más pesados que sumarían mil 500 toneladas de más.
En un documento de la Secretaría de Obras y Servicios se detalla, por ejemplo, que se cambiaron unos materiales llamados vipas por nablas con un peso cinco veces mayor que el que permitía el diseño original. Los durmientes se cambiaron de unos de 268 kilogramos por otros de 350. Y la suma de materiales daría como resultado un sobrepeso no proyectado en la obra original.
Aunque la primera entrega del reporte parece contundente, con fotografías y gráficas claras, habría que esperar lo que venga en los siguientes, no para eximir a los señalados en la construcción original, sino para analizar cómo la suma de lo que consideran «pequeños cambios» acaba con vidas y causa tragedias. Sun

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