miércoles, abril 17, 2024
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Doble Fondo

 

Retrato Previo de una Mujer en la Presidencia de México…
Juan Pablo Becerra-Acosta

He hablado con varias mujeres -la mayoría de izquierda, pero no todas- para saber si les gustaría que México fuera gobernado por una mujer. Todas son de distintas clases sociales. Yo esperaba que me respondieran afirmativamente, pero para mi sorpresa no fue así: la mayoría puso la misma apostilla: «Sí, pero… depende: ¿qué mujer?»
¿Qué representaría esa mujer? ¿Qué políticas públicas tendría?, me cuestionaron.
Y entonces me hicieron un retrato mínimo de los elementos fundamentales que debería tener esa mujer en la Presidencia de la República…
-Una mujer políticamente independiente aunque milite en un partido. Una mujer que no responda a las órdenes de un caudillo (X).
-Una mujer absolutamente autónoma de las iglesias.
-Una mujer que sea capaz de promover sin ambigüedades que en todo México sea legal el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos y a determinar sus procesos de reproducción.
-Una mujer que se comprometa a impulsar las reformas legislativas pertinentes para que las personas del mismo sexo puedan tener los mismos derechos legales que cualquier matrimonio heterosexual.
-Una mujer que acompañe a los movimientos feministas, independientemente de que en éstos pudiera haber grupúsculos infiltrados dedicados a generar violencia para estigmatizar a las mujeres que se movilizan y desviar la atención de sus agendas (X).
-Una presidenta que nunca vuelva a darle la razón a un gobernante macho, que, desde la ignorancia más supina descalifica al feminismo porque… no le rinde pleitesía y es contestatario (X).
-Una mujer que no tolere absolutamente el menor desplante de corrupción, conflicto de intereses y ostentación entre sus colaboradores.
-Una mujer que respete la libertad de expresión. Que de verdad entienda que los medios de comunicación, los periodistas y comentaristas, independientemente de que algunos eran serviles y sumisos con otros regímenes, tienen como misión auscultar y criticar todo. Los lectores saben diferenciar entre quienes sustentan la información y entre quienes son personeros furiosos porque perdieron los embutes, así que no hace falta una presidenta en guerra permanente con cualquier medio. Una presidenta ideal es la que, si un medio o columnista miente, da los datos correctos (prohibido ese abstracto de “tengo otros datos”) con sobriedad y eso basta para que la gente juzgue (X).
-Una presidenta que no sea tóxica, que no contamine el ambiente político cada mañana (o cada tarde, o cada noche, o una vez a la semana) con sus filias y fobias (X).
-Una presidenta que entienda que el presente y el futuro de este país están en el turismo, en la inversión en hoteles, restaurantes, bares, centros de diversión turística, ya que el turismo es un gran detonador de empleos. Eso, en vez de hacer obras faraónicas (X).
-Una presidenta que comprenda que el presente y el futuro del país (y el mundo) está en las energías renovables y la movilidad ecológica, no en los combustibles fósiles (X).
-Una presidenta que una, no que polarice: que sea más estadista que líder de movimiento (X).
Al final, me dijeron que esa mujer solo puede ser Claudia Sheinbaum, y yo coincido, pero… ella tiene un pequeño problema: cuente usted los taches en esta columna, que son sus taches: nueve de catorce.
Claudia tendría que cambiar muchas actitudes y conceptos políticos, correrse a la izquierda de un Presidente profundamente conservador, y eso dudo que vaya a suceder. Ojalá me equivoque… Sun

 

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