Ivette Saldaña
La humanidad sufre porque le llueve sobre mojado, ya que las desigualdades aumentaron con la pandemia de Covid-19, mientras que los temas de salud, educación y sistemas de protección social dejaron de atenderse con la guerra, la inflación y el bajo crecimiento económico, manifestó Gabriela Ramos, subdirectora general de Ciencias Sociales y Humanas de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Para la mexicana con licenciatura en Relaciones Internacionales y maestría en Políticas Públicas, se debe trabajar por tener mayor justicia social y evitar que suban la división, el encono y el cansancio en las sociedades.
Desde su punto de vista, estamos viviendo tiempos sin precedentes, porque primero fue la pandemia -de la que apenas empezamos a salir- y después llegó la guerra en Europa, que generó un problema económico, además de sufrimiento humano y la distracción para construir un nuevo contrato social con mayor igualdad.
«Hay que considerar que la pandemia nos encontró en una situación económica frágil, en el sentido de que no todos los países tuvieron el margen financiero para hacer frente a la situación y las desigualdades en el mundo aumentaron», mencionó en entrevista durante el programa Las Piezas del Rompecabezas de EL UNIVERSAL.
Esto provocó que América Latina, con 10% de la población mundial, haya sufrido 30% de las pérdidas de vida.
«La reflexión más importante que debió dejar la pandemia es que invertir en salud, educación y sistemas de protección social, como seguro de desempleo, no es un gasto, sino que es una inversión», porque el impacto que puedas tener con una pandemia o el cambio climático será menos oneroso.
«Desafortunadamente, nos estamos distrayendo con esta situación de guerra, con este incremento en los precios debido a las restricciones de combustibles fósiles, la producción de granos… del esfuerzo que ya se estaba viendo para tener esquemas de salud con acceso universal… estamos perdiendo el foco por combatir la inflación, que también es importante por lo perniciosa que es», añadió.
En opinión de la también Exdirectora de la OCDE en México, «tenemos ahora una crisis del costo de la vida, se está previendo que en 2023 entremos en una recesión mundial, que no se presentaría como en 2008, cuando hubo varios trimestres con crecimiento negativo, pero de cualquier forma llueve sobre mojado, ya que las economías estaban extenuadas haciendo frente a la pandemia y ahora nos encuentra con un costo social muy alto».
Este costo social, dijo, se observa más en algunas naciones por el incremento de la desigualdad, menor protección social, fracaso en los niveles de cobertura de las vacunas contra el Covid-19 y la violencia contra las mujeres por el confinamiento, lo que puede generar más división, encono y cansancio si no se trabaja en mayor justicia social.
Aunque la meta de los bancos centrales es tratar de controlar la inflación, no se puede olvidar que se requiere inversión pública y privada para crecer, además de atender a los grupos más vulnerables en temas de salud, educación e igualdad, señaló.
En el caso particular de México, Ramos indicó que hay muchos temas que preocupan, como los feminicidios, dado que las mujeres no pueden salir a la calle por situaciones de brutalidad, pero también se dejó de invertir en guarderías y refugios de mujeres golpeadas.
Explicó que hay que reconocer que no se ha hecho lo suficiente para atender la pobreza global en las últimas décadas: «No se ve [trabajo] al nivel que se debería», como sí se ven recursos destinados para apoyar la guerra.
«Al final del día no he visto que se genere la cantidad de recursos que debería ir a los países con más retrasos para ayudarlos a paliar los efectos tan nocivos que se han tenido por la pandemia», agregó.
Al referirse al cambio climático y al desarrollo sustentable, expuso que en lugar de dejar de consumir combustibles por los mayores precios y apostar más por energías limpias, el gobierno los está subsidiando.
Sin embargo, a pesar de los estímulos fiscales, el precio promedio de la gasolina regular en México llegó a 24.13 Pesos por litro en noviembre, 1.85 más cara que un año atrás, de acuerdo con los precios de venta al público que los permisionarios reportan a la Comisión Reguladora de Energía.
El problema, dijo Ramos, es que no todos los países pueden solventar los problemas de igual manera, puesto que «hay unos que saldrán menos raspados que otros, pero todos saldremos raspados». Sun