Hacienda donde fueron asesinados 12 jóvenes en Salvatierra, Guanajuato.
Francisco Rivas
(Director del Observatorio Nacional Ciudadano)
La presidenta Sheinbaum ha repetido en varias ocasiones que Guanajuato es la entidad más violenta del país. Cada vez que se habla de asesinatos y masacres en Sinaloa, Baja California, Ciudad de México o Chiapas, la mandataria responde «está peor Guanajuato».
Efectivamente Guanajuato lleva ocho años sumida en la violencia, una crisis que se deriva de una confrontación entre grupos delictivos que contienden por «la plaza» y que las autoridades de ese estado han debido enfrentar solas por el abandono de las administraciones de los expresidentes Peña y López.
No obstante, es falso que Guanajuato sea la entidad más peligrosa para vivir. Según datos oficiales Guanajuato se posicionó como la sexta entidad con la mayor tasa de homicidios dolosos del sexenio que acaba de terminar, la segunda en narcomenudeo, novena en robo con violencia, décima en robo a negocio.
Más allá de la narrativa presidencial, es evidente que a Guanajuato, uno de los estados más prósperos y competitivos del país, le urge reducir los delitos y recuperar el territorio que hoy se encuentra en contienda o bajo el control de la delincuencia.
Por ello, la gobernadora Libia García presentó su estrategia de seguridad Confía, así como al Consejo Ciudadano que acompañará su implementación y evaluará los resultados de la misma.
La estrategia Confía hace énfasis en inteligencia y fortalecimiento institucional, focaliza esfuerzos en el combate a delitos disparadores de violencia -como es la extorsión- y reconoce la necesidad de protección a los colectivos de buscadores de personas y a los comunicadores.
Además, García promete fortalecer la transparencia y rendición de cuentas, reconocer fallas y evitar repetir la práctica del gobierno federal de maquillar cifras.
Algo particularmente innovador y positivo es que la gobernadora de Guanajuato invitó a expertos, exautoridades, activistas y sociedad civil para evaluar objetivamente los resultados de su estrategia.
Personalmente me integré a dicho Consejo dado que se me garantizó que toda recomendación será tomada con seriedad y habrá siempre plena libertad para criticar cualquier falla.
Uno de los grandes retos que la entidad y la estrategia Confía enfrentan es el abandono por parte de la Federación al Estado.
Recordemos que el gobierno de Peña retiró casi por completo al personal de la extinta Policía Federal, que el gobierno de López Obrador ni siquiera se dedicó a patrullar las carreteras federales pese a ser su obligación, y que la presidenta Sheinbaum utiliza la violencia de dicha entidad -de oposición- para distraer de las masacres que ocurren en otras partes del país -gobernadas por Morena-.
Guanajuato fue uno de los Estados más afectados por los recortes presupuestales que provienen de las aportaciones federales para la seguridad, por ello, García deberá encontrar mecanismos para garantizar el crecimiento del personal de seguridad y justicia así como para su fortalecimiento.
También deberá articularse con la Federación y lograr que la Fiscalía General de la República persiga aquellos delitos del orden federal que hoy simplemente ignora.
Confía evidentemente no es la panacea ya que no existe estrategia perfecta. Sin embargo, genera esperanza ver que en Guanajuato sí se está tomando con seriedad la crisis de violencia que los mexicanos sufrimos en nuestro país. Sun